Piercings en la vulva: estos son los tipos que existen y todo lo que debes saber si piensas hacerte uno
Perforarse el cuerpo no es un fenómeno reciente, pero, ¿qué pasa cuando se trata de hacerlo en zonas especialmente delicadas?
Igual nos parece algo contemporáneo, pero lo cierto es que el gusto del ser humano por los piercings ha estado presente prácticamente desde siempre en todas las culturas y continentes. Los historiadores y arqueólogos apuntan a que ya en civilizaciones como el Antiguo Egipto se asociaba a la religión y al status, así como en otras partes del mundo se utilizaban las perforaciones como ritual de entrada en la edad adulta, equiparando la tolerancia al dolor con el abandono de la niñez.
Hoy en día y junto a los tatuajes es una de las apropiaciones culturales por excelencia: tenemos totalmente normalizado llevar piercing en la cara como una manifestación de estilo, como un complemento que imprime nuestra personalidad, pero, ¿qué pasa cuando, además de en una moda, se convierte en un fetiche sexual? ¿Realmente un piercing en la vulva es sinónimo de mayor placer?
Piercing genital: ¿extravagancia o más placer?
Si hablamos de perforarnos zonas íntimas como es la vulva, seguramente más que un sello personal busquemos incrementar el placer sexual. Lo primero que tenemos que saber es que hay varios tipos de piercing genital, pero que en cualquier caso tiene que hacerlo un profesional experto que cumpla con todas las normas de higiene, como con cualquier otra perforación. La forma de hacerlo es similar a la de cualquier otro piercing: sobre la piel limpia, con material estéril, se marca y se incorpora la pieza elegida.
Cuando hablamos de piercing en la vulva hay dos preguntas clave: la primera es si duele al hacerlo y la segunda es si realmente aumenta el placer sexual.
Bien, vayamos por partes: evidentemente duele, como todas las perforaciones. Eso sí: las terminaciones nerviosas de la zona son las que marcan la diferencia. Tu ombligo no te produce las mismas “cosquillas” que tu vulva: piensa entonces en el dolor en una zona u otra.
La segunda pregunta no tiene una respuesta tan rotunda. Como siempre te decimos cuando hablamos de placer sexual, cada cuerpo es un mundo. Puede que aumente tu sensibilidad y que tu pareja también note más placer, pero también puede que no. No está demostrado ni es universal que un piercing en los genitales produzca estos efectos.
Hacerse un piercing en la vulva es una decisión en la que tenemos que tener en cuenta el dolor que produce la perforación, los exhaustivos cuidados que requiere -sobre todo después de hacerlo- y los riesgos que puede conllevar tener una joya en una zona tan delicada sabiendo que no hay garantías de que el resultado en términos de placer sea el esperado.
Tipos de piercing genital
Existen diferentes modelos de piercing para la zona genital. Estos son algunos de ellos:
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Piercing Christina
También conocido como piercing Venus precisamente porque se coloca en el monte del ídem, sobre el clítoris. Su función es realmente más estética que otra cosa, ya que no está en contacto con el clítoris. Su tiempo de cura ronda los 4 meses, en los que hay que vigilar y desinfectar a diario.
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Piercing de clítoris
Este tipo sí que va en el propio clítoris, por lo que también se le llama piercing de capuchón. Puede que la perforación sea en vertical, lo que consigue que el clítoris se eleve y hacer el sexo más placentero, o en horizontal, cuyo objetivo es más bien estético.
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Perforaciones en los labios
Otra opción de piercing es colocarse joyas en los labios mayores y menores la vagina. Es, según dicen, dentro de las opciones de piercing genital la menos dolorosa.
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Piercing Princesa Albertina, o la versión femenina del piercing Príncipe Alberto
Es una perforación que entra en la uretra y se muestra en la vagina. Es uno de lo más complicados de hacer y que, si bien aumenta la sensibilidad en la uretra, también aumenta el riesgo de contraer infecciones en esta zona.
Posibles complicaciones de un piercing genital
Como en cualquier perforación en otra zona del cuerpo, introducir un cuerpo extraño siempre conlleva un riesgo de infección, especialmente si no cuidamos la higiene de manera súper meticulosa, sobre todo por la naturaleza de la zona, húmeda y delicada.
Pero una infección no es el único riesgo de hacerse un piercing en la vulva. Como te decíamos, se trata de una parte de nuestro cuerpo con muchas terminaciones nerviosas y el riesgo de perder la sensibilidad existe. Epic fail si buscábamos lo contrario, sobre todo.
También tenemos que ser especialmente exigentes con los materiales de las joyas que colocamos, ya que pueden darse reacciones alérgicas e infecciones.