¿El estrés afecta a la fertilidad? Así se relacionan el cortisol y las posibilidades de quedarte embarazada
El estrés puede afectar de forma directa a nuestra fertilidad. Descubre estrategias efectivas para manejarlo y mejorar las posibilidades de concebir
Ya sabemos que quedarse embarazada es siempre un camino lleno de emociones y altibajos. Para algunas mujeres, el embarazo llega de forma natural y sin contratiempos y, sin embargo, para otras la fertilidad se convierte en un gran desafío.
Hay muchos factores que pueden incidir en nuestras posibilidades de concebir y no no todos son irreversibles. ¿Realmente el estrés puede dificultar el embarazo? Y si es así, ¿cómo podemos manejarlo para incrementar nuestras probabilidades? Sin lugar a dudas, el estrés puede ser un obstáculo más en la búsqueda de la maternidad, pero no es insuperable. Por eso, entender cómo el estrés afecta a nuestro cuerpo y aprender formas efectivas de manejarlo puede marcar una gran diferencia en nuestra experiencia.
Estrés y posibilidades de concebir: así se relacionan
¿El estrés influye en la fertilidad?
El trabajo, la rutina y las eternas listas de tareas nos arrastran a casi todas a convivir con el estrés y la ansiedad. Si además estamos buscando activamente quedarnos embarazadas, el estrés puede llegar a crecer exponencialmente. Y es que, cada vez para más mujeres, buscar un embarazo es como una carrera de obstáculos: calendario, test basal, test de ovulación, observación del flujo, control de días fértiles, pruebas de embarazo negativas, consejos que no hemos pedido, un embarazo que tarda en llegar…. En este contexto, el estrés se convierte en algo inevitable.
El estrés es una respuesta fisiológica natural del cuerpo ante situaciones desafiantes. Aunque, dentro de unos niveles moderados, el estrés es normal e incluso necesario para la vida diaria, el estrés crónico puede tener un impacto muy negativo en varios sistemas corporales, incluida la fertilidad.
Tal y como demuestran algunos estudios publicados por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), el estrés puede influir en la ovulación y en la calidad del endometrio, dos factores cruciales para la concepción. De hecho, unos niveles elevados de estrés se asocian con una menor probabilidad de ovular regularmente, y esto reduce las oportunidades de quedarse embarazada.
Si hablamos de tratamientos de fertilidad, como la fecundación in vitro o la inseminación artificial, el impacto del estrés también es un hecho cierto. De acuerdo con la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia (AEGO), el estrés puede aumentar los niveles de ansiedad, lo que podría influir en el éxito de los tratamientos al alterar el equilibrio hormonal o dificultar la implantación del embrión.
En conclusión, aunque el estrés por sí solo no suele ser la causa principal de infertilidad, sí puede ser un factor que disminuya las probabilidades, especialmente en personas que ya se enfrentan otros problemas reproductivos.
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El estrés y las hormonas
El impacto del estrés en la fertilidad está estrechamente relacionado con las hormonas. Cuando estamos bajo un alto nivel de estrés, el cuerpo libera cortisol y adrenalina, dos hormonas que preparan al organismo para enfrentar situaciones de peligro. Sin embargo, cuando estos niveles permanecen elevados durante largos períodos, hablamos de estrés crónico y puede interferir con otras hormonas clave para la reproducción.
La prolactina, por ejemplo, es una hormona que aumenta durante el estrés crónico y puede afectar negativamente la ovulación. Asimismo, el cortisol puede alterar la función del hipotálamo, una región del cerebro que regula el ciclo menstrual. En hombres, el estrés crónico también puede disminuir los niveles de testosterona, lo que puede llevar a una menor calidad y cantidad de espermatozoides.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos desbalances hormonales pueden crear un círculo vicioso: el estrés afecta la fertilidad, y los problemas para concebir generan más estrés. Romper este ciclo es clave para mejorar las probabilidades de embarazo.
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Formas de reducir el estrés para mejorar la fertilidad
Afortunadamente, hay maneras respaldadas por la ciencia para manejar el estrés y mejorar las posibilidades de concepción. Estas estrategias sirven tanto para quienes buscan un embarazo natural como para quienes están en tratamientos de fertilidad.
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Prueba la relajación
El yoga y la meditación han demostrado reducir los niveles de cortisol y mejorar la calidad de vida de las personas en tratamiento de fertilidad. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, incorporar estas prácticas regularmente puede tener un impacto positivo en el equilibrio hormonal y el bienestar emocional.
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Practica ejercicio moderado
La actividad física regular ayuda a reducir el estrés y mejora la circulación, lo que puede beneficiar la función reproductiva. Sin embargo, es importante evitar el ejercicio excesivo, ya que puede tener el efecto contrario y alterar el ciclo menstrual.
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Busca apoyo emocional
Contar con un sistema de apoyo emocional puede marcar una gran diferencia a la hora de buscar un embarazo. Hablar con un terapeuta, unirse a grupos de apoyo o compartir tus sentimientos con seres queridos puede ayudar a reducir la carga emocional del proceso.
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Mejora los hábitos de sueño
Dormir bien es fundamental para regular las hormonas y reducir el estrés. Intenta mantener una rutina de sueño consistente y asegurarte de dormir entre 7 y 9 horas cada noche.
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Evita estresores adicionales
Identifica las fuentes de estrés que puedas controlar y trabaja en minimizarlas. Esto podría incluir delegar tareas, aprender a decir «no» o simplificar al máximo tu rutina diaria.
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Consulta con profesionales
Hablar con un especialista en fertilidad también puede aliviar parte de la ansiedad. Saber cuáles son tus opciones y recibir información clara puede ayudarte a sentirte más en control del proceso.