Perspectiva de género en la salud femenina, ¿una asignatura pendiente? Las expertas toman la palabra

En 2021 solo se aprobaron un 1,6% de estudios vinculados exclusivamente a la salud de las mujeres. Analizamos a fondo todo lo que eso implica.

septiembre 15, 2022 Escrito por Ana Rojas

Investigación social y análisis de datos. En Bloom escribo sobre género, derechos y salud.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

En España se están muriendo mujeres sin derivación y sin asistencia”. Las palabras de Ana Ferrer, vicepresidenta de la Asociación de Afectadas por la Endometriosis Crónica (ADAEC), describen la dura realidad de un modelo científico-médico que necesita una perspectiva de género urgente. Y es que, al contrario de lo que suele creerse, las enfermedades no afectan por igual a hombres y a mujeres

A finales del siglo XX, los avances médicos comenzaron a poner la lupa en la existencia de una llamada morbilidad diferencial entre los diferentes sexos. Este concepto, ampliamente desarrollado en España por la endocrinóloga Carme Valls Llobet, se refiere a las diferencias en el enfermar y el morir de las mujeres. Quizá lo más grave de esta cuestión es que se materialice en una brecha de género tanto en la investigación como en el tratamiento clínico.

¿Qué quiere decir esto? En resumen, que en el ámbito de la medicina no se estudia de igual manera los efectos de una misma patología o medicamento en hombres que en mujeres. Así lo expone Valls Llobet en Mujeres invisibles para la medicina (Capitan Swing, 2020).

Aunque la especialista destaca que ha habido avances en materia editorial y normativa sobre la inclusión de cuotas de género obligatorias (tanto para mujeres como para personas no binarias, además de para grupos étnicos infrarrepresentados) en los estudios clínicos– sobre todo en países nórdicos y Norteamérica-, los conocimientos sobre las afectaciones por género no se han incorporado ni a la docencia ni a las guías sanitarias en España. “Los médicos no salen formados en la idea de que hay diferencias entre hombres y mujeres”, señala Valls Llobet.

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«Hasta hace pocos años, no se incluían mujeres en estudios clínicos, por considerar que los factores hormonales son complejos»

Laura Cámara, matrona y sexóloga
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Sobre esto, existen ejemplos recientes y esclarecedores, como la impactante publicación de la Universidad de Granada, que demuestra la falta de representación de los registros menstruales en los ensayos de la vacuna del COVID-19. “Tradicionalmente, en los estudios clínicos se ha considerado que los factores hormonales han sido algo que estorbaba o podía alterar los resultados”, explica Laura Cámara, matrona y sexóloga colaboradora en Bloom y una de las investigadoras del estudio.

“De ahí que, hasta hace pocos años, no se incluían mujeres en estudios clínicos, por considerar que los factores hormonales son complejos. En cambio, luego esos medicamentos se usan a menudo en mujeres una vez superados los estudios”.

De los 218 ensayos clínicos desarrollados en España con relación al COVID-19 que constan en el Registro Español de Estudios Clínicos, el 98,6% de los mismos incluía a participantes de ambos sexos, y el 1,38% restante se dedicaba a comprobar el impacto de la vacunación y otros medicamentos para el coronavirus en las pacientes embarazadas.

En ellos, los ciclos menstruales solo han sido contemplados para determinar la edad fértil y la existencia de embarazo en las voluntarias. “En los ensayos para la vacunación del COVID-19 las mujeres representaban la mitad de la muestra, pero no sabemos nada de su estado hormonal”, explica Cámara. “Esto ha tenido gran repercusión con la vacuna del COVID-19, pero pasa en la mayoría de medicamentos”.

El estudio desde la otredad: la brecha de género en la investigación

La Comisión de Mujeres y Ciencia (CMyC) del CSIC, un organismo asesor pionero en España, surgió en 2002 para luchar por la igualdad de género en la institución científica. En el presente, la doctora Teresa Suárez, vocal de la misma y científica titular del CIB, sostiene la existencia de una brecha de género en la investigación. “La biomedicina en general está bastante feminizada, pero no lo están los puestos de poder y de gestión. No hay suficiente cantidad de mujeres en esas instancias donde se diseña la hoja con las preguntas que se van a hacer a los vacunados y a las vacunadas. Por eso nosotros insistimos tanto en que es algo que tiene que corregirse”, manifiesta. 

«No se han investigado tanto dolencias exclusivamente femeninas como la endometriosis ni, lo que es más grave, las características de las mujeres en las patologías generales»

Teresa Suárez, vocal de la CMyC (CSIC)

La falta de una perspectiva de género trae diversas consecuencias al conocimiento de la salud de las mujeres, y podemos destacar la más urgente: la necesidad de una investigación clínica que la considere de manera integral. “No se han investigado tanto dolencias exclusivamente femeninas como la endometriosis ni, lo que es más grave, teniendo en cuenta las características de las mujeres en las patologías generales que afectan a ambos sexos”, indica Suárez.

Para hacer ciencia desde una perspectiva de género también es fundamental que el desarrollo de los estudios cuente con la presencia de mujeres investigadoras. Estas representan en torno al 41% del personal investigador nacional, una cifra por encima de la media europea (34%). Sin embargo, y como explicaba la doctora Suárez, aún no hay equilibrio en el sector empresarial, donde ocupan el 31% de los puestos.

Las mujeres investigadoras también tienen tasas de éxito inferiores a las de sus compañeros y, de acuerdo con el Observatorio de Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI), no participan de forma plena e igualitaria en la toma de decisiones en el sistema de ciencia, con únicamente un 23% de rectoras y directoras de institutos de investigación.

Otras asignaturas pendientes en el ámbito científico son, por un lado, la ausencia de planes de igualdad en las instituciones investigativas, y por otro, la falta de protocolos de acoso sexual, a pesar de su persistencia (solo el 63% de los Organismos Públicos de Investigación tiene protocolos implantados).

mujer y hombre investigadores

Otro factor clave para evaluar la perspectiva de género en el panorama investigativo es el número de estudios clínicos dedicados a la salud femenina y su enfoque. Las cifras más recientes de la AEMPS muestran que los ensayos relativos a las patologías que afectan exclusivamente a mujeres -las pertenecientes a los áreas de la urología femenina, la ginecología y las complicaciones en el embarazo-, son minoritarios. Se trata del ámbito terapéutico donde menos estudios se han aprobado en 2021: únicamente un 1,6% del total. 

Echando la vista atrás, en los últimos diez años se han realizado 183 estudios dedicados exclusivamente a la salud femenina en España. Estos se han concentrado principalmente en tres áreas: el cáncer (36,07%), la urología femenina, la ginecología y las complicaciones del embarazo (23,5%) y la fisiología reproductiva (14,21%). En este ámbito, llama la atención el reducido número de investigaciones clave para la salud femenina, como las enfermedades hormonales (2,73%, 5 estudios en 10 años), las enfermedades musculoesqueléticas (1,19%, 2 estudios en 10 años), o aquellas relativas a la salud mental (0,55%, 1 estudio en 10 años).

Menos conocimiento, tratamientos y diagnósticos más ineficaces

Pensar en las consecuencias de una práctica clínica en la que no se incluyen todas las particularidades de las mujeres puede dar vértigo. La cuestión es, si no conocemos de la misma forma sus maneras de enfermar ni el efecto de algunos tratamientos en sus cuerpos, ¿cómo se materializa esto en consulta cuando son atendidas? “Seguimos sufriendo lo que se llama androcentrismo científico o médico. Ni siquiera los síntomas de un infarto masculino son los mismos que los de un infarto femenino”, indica Ana Ferrer, de ADAEC.

perspectiva de genero investigacion

“Claramente existe una brecha de género en la atención sanitaria, primeramente porque somos personas, porque el género es algo que influye en la educación y construcción personal. Cuando tenemos gafas puestas y no hay una formación en temas de género en ámbito sanitario puede haber sesgos”, expone la doctora Irmina Saldaña Alonso, médica de familia y miembro del grupo de atención a la mujer de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia (SoMaMFyc). “Se ve recurrentemente en todas las encuestas que la salud de hombres y mujeres es percibida de forma diferente y hay patologías que afectan de manera también diferente a ambos”, añade 

De acuerdo con la doctora, el abordaje de los diagnósticos también está determinado por la educación emocional de los pacientes, algo que trae consecuencias negativas para los hombres: “Los hombres tienden a consultar menos, les cuesta más profundizar emocionalmente, tienen más dificultades… ahí esos sesgos de género también están presentes. Es algo que, además, se ve en las encuestas: para abrirse y hablar de temas más personales prefieren que les atienda una profesional mujer”. 

Respecto a los tratamientos, esta brecha también se materializa: “Existen algunos fármacos que se han ofrecido en dosis erróneas porque no se metabolizan igual en hombres que en mujeres, o no exactamente igual en mujeres dependiendo de la fase en la que estuvieran de su ciclo, y que a la larga han sido incluso eliminados del mercado”, destaca la doctora Suárez. A este respecto, también llama la atención la sobremedicación de las mujeres, sobre todo en el ámbito de la salud mental.

«Algunos fármacos se han ofrecido en dosis erróneas porque no se metabolizan igual en hombres que en mujeres, o no exactamente igual en mujeres dependiendo de la fase en la que estuvieran de su ciclo».

Teresa Suárez, vocal de la CMyC (CSIC)

Los datos oficiales indican que la cifra de mujeres que consumen tranquilizantes en España es del doble con respecto a los hombres. De hecho, las cifras de prevalencia de depresión son más del doble en mujeres (7,22%). “Se tiende a sobremedicar, cuando a veces lo que hay detrás son dobles jornadas, estar en casa de cuidadoras, no tener apoyos familiares ni personales en casa…”, indica la doctora Saldaña Alonso.

“En España acaba habiendo muchas medicaciones crónicas porque no hay recursos o no se tiene en cuenta esta perspectiva. Desde el ámbito sanitario tenemos que preguntar más y también se necesita más inversión en atención primaria”, añade.

perspectiva de genero en la medicina

Una situación que también reside en una falta de diagnóstico, según la endocrinóloga Valls Llobet: “La salud mental es muy compleja y depende de problemas sociales, pero a nivel biológico, la mitad de mujeres que sufren estos problemas también suelen tener carencias hormonales que les provocan esos síntomas. Si esto no se contempla, están mal tratadas. Es violencia científica, de ignorancia científica”, expone.

De la inversión al empoderamiento y la defensa de los síntomas

Otras áreas clave a abordar son aquellas patologías con un impacto exclusivo sobre las mujeres, como es el caso de la endometriosis, una enfermedad que afecta al 10% de la población femenina (en torno a 2,5 millones de mujeres en España). De acuerdo con Ana Ferrer, vicepresidenta de ADAEC, aunque las guías de atención prevén un abordaje integral, esto no se materializa en la práctica

“En el protocolo se incluyen servicios de psicología, fisioterapia y nutrición, a los que luego no puedes acceder por la vía pública y tienes que pagarlos tú”, denuncia Ferrer. Además, también establece que las pacientes han de ser tratadas en unidades de dolor, aunque estas no existen en todos los territorios que se precisan. Ferrer cuenta que padece endometriosis en un grado severo y está pendiente de operarse.

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Explica que otras mujeres en su situación no llegan a ser derivadas para ello y no disponen de unidades de referencia cerca, algo muy preocupante teniendo en cuenta que la enfermedad puede tener consecuencias fatales cuando es un caso de gravedad y no se aborda a tiempo: “La operación que me tienen que hacer no se puede hacer en cualquier hospital. Si perteneciera a una comunidad que no tiene unidad y no me derivan, ¿qué pasaría conmigo?”, plantea.

Además, otro obstáculo al que deben enfrentarse las mujeres con endometriosis es el cuestionamiento en consulta: “Puedes encontrarte desde ir 25 veces a urgencias y te digan que no has ido al baño, hasta que te pregunten que si tú te puedes pagar el tratamiento en otro lado, teniendo en cuenta que la ginecología en España es un artículo de lujo”, expone Ferrer.

Como respuesta a desprotección de las mujeres que viven esta situación, ADAEC se dedica a hacer incidencia política a nivel regional y estatal, y dispone de diversos recursos formativos. Además, también ha colaborado con Bloom en iniciativas comunitarias dedicadas a la divulgación, como el curso Vivir con endometriosis

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A este respecto, las especialistas y afectadas recalcan la necesidad de integrar un enfoque de género formativo en el sistema de salud. “Los profesionales sanitarios se han de formar de una manera más holística y completa, e incluso tienen que hacer una reflexión sobre sus propias vidas, por ejemplo, tú no puedes atender violencia de género si en tu vida aceptas la violencia”, expresa Valls Llobet. “A las mujeres que sienten que sus dolencias no están siendo atendidas les diría que no se desesperen. Que si no las atienden se cambien de médico y que defiendan sus síntomas”.

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«Tú no puedes atender violencia de género si en tu vida aceptas la violencia»

Carme Valls Llobet, doctora endocrinóloga
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Por otro lado, también se destaca la necesidad de una mayor inversión material y formativa, además de trabajar desde una perspectiva de género para seguir avanzando en los derechos sanitarios de las mujeres. “En la atención primaria faltan muchos recursos y profesionales, algo que hace más flagrante el problema”, señala la doctora Saldaña Alonso.

Valls Llobet también hace incidencia en la situación que vive el personal médico: “España es el país de las guardias de 24 horas, los médicos han aceptado unas condiciones de trabajo inhumanas. Si atienden médicos que no han dormido, seguramente darán un mal trato médico”.

En definitiva, la falta de inclusión de mujeres en la investigación clínica es solo la punta del iceberg de un sistema sanitario atravesado por la desigualdad de género, donde lo que no se nombra no sólo no existe, sino que tampoco se estudia ni diagnostica. Algo en lo que, literalmente, les va la vida. Las expertas entrevistadas, así como la información a la que Bloom ha tenido acceso, certifican esa brecha, pero también la necesidad de tomar conciencia del valor de cada mujer como paciente y el derecho a ser atendidas en base a unas necesidades propias, y no como un reflejo de otras. 

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