Un estudio encuentra metales como arsénico y plomo en los tampones, ¿debemos encender las alarmas?
Un reciente estudio ha encontrado arsénico, plomo, cadmio y otros 13 metales en los tampones. ¿Cómo puede afectar esto a quienes los usan? Esto dicen las investigaciones
Los productos de higiene menstrual están evolucionando y en los últimos años parece que se está viviendo un auténtico boom. Al clásico binomio de compresas o tampones se han sumado la copa menstrual, la braga menstrual, la esponja menstrual, incluso el sangrado libre. Cada persona puede decidir cómo gestionar la regla.
Sin embargo, las compresas y los tampones siguen siendo los productos de higiene menstrual mayoritarios. De hecho, se estima que en Estados Unidos hasta un 86% de las personas que menstrúan utilizan este método. Ahora, un estudio publicado por Environment International siembra la duda al haber detectado metales en los tampones analizados.
Las dosis encontradas de arsénico y plomo, dos metales tóxicos, encienden las alertas.
Estos son los 16 tipos de metales en los tampones que se han analizado
Este estudio, que se ha llevado a cabo bajo la batuta de la doctora Jenni Shearston, ha evaluado las concentraciones de 16 metales en 30 tampones de 14 marcas y 18 líneas de productos diferentes. No se han hecho públicas las marcas que se han analizado.
Y aunque los resultados varían de unos a otros (también influye si se venden en Estados Unidos o Reino Unido, que son los mercados en los que se ha centrado el estudio), en todos ellos se han encontrado concentraciones medibles de los siguientes metales:
- Arsénico
- Bario
- Cadmio
- Calcio
- Cobalto
- Cobre
- Cromo
- Estroncio
- Hierro
- Manganeso
- Mercurio
- Níquel
- Plomo
- Selenio
- Vanadio
- Zinc
La presencia de arsénico y plomo es lo que más preocupa a los investigadores, ya que son metales tóxicos incluso a niveles mucho más bajos de lo que se ha encontrado. La concentración más elevada que se ha encontrado ha sido la del zinc.
¿Son mejores los tampones orgánicos?
No necesariamente. Según los resultados de esta primera investigación, la diferencia entre ambos tipos de tampones radica en el tipo de metal que tiene más presencia.
En el caso de los tampones orgánicos, se han encontrado niveles más altos de arsénico, pero los tampones no orgánicos presentan una mayor concentración de plomo.
¿Por qué hay metales en los tampones?
La presencia de metales en los tampones puede estar ocasionada por procesos agrícolas. Los materiales principales de estos productos (algodón o rayón principalmente) han podido absorber estos metales presentes en las aguas residuales del suelo o en los pesticidas o fertilizantes, a través de la tierra o incluso del aire.
Pero también pueden ser fruto del propio proceso de fabricación, ya que aunque los fabricantes no los añaden directamente, sí se pueden transferir mediante el uso de agentes antibacterianos o incluso con pigmentos.
De momento, no se ha emitido ninguna recomendación de dejar de usar tampones.
¿Suponen los tampones un riesgo para la salud femenina?
En el propio estudio se apunta que “el uso de tampones es una fuente potencial de exposición a metales en personas que menstrúan”.
Aunque de momento no hay datos acerca de la transferibilidad de estos metales desde los tampones al organismo, lo que más preocupa de estos resultados es que la vagina cuenta con un tejido altamente permeable, por lo que podría llegar a absorberlos. Sin embargo, al no existir ningún estudio previo y ser esta la primera aproximación al tema, es necesario seguir investigando para poder llegar a una conclusión.
En esa misma línea se pronunció hace unos días Xusa Sanz, doctoranda en medicina, enfermera y dietista-nutricionista clínica especializada en endocrinología ginecológica y metabolismo. En esta publicación en Instagram señaló puntos clave como que «el estudio detectó metales en los tampones, pero no se conoce si estos metales pueden realmente pasar a la sangre a través de la vagina«, que «la UE restringe las concentraciones de Pb, Cd, Cr y As en los tejidos a menos de 1 mg/kg; las concentraciones de los tampones estudiados fueron todas inferiores a 1 mg/kg» o que «la muestra analizada es pequeña y puede no ser representativa».
No existe en este momento ninguna recomendación de dejar usar tampones, pero para aquellas que lo deseen, hay alternativas en el mercado: desde la compresa (al no entrar en contacto directo con el interior de la vagina) hasta la copa menstrual (por estar fabricada en silicona médica), podrían ser buenas opciones.