¿Cómo aprender a decir no? La importancia de poner y verbalizar los límites

La N con la O… ¡establece tus límites! Practicar la asertividad, ser empático y amable pero firme en tus decisiones son algunos de los consejos para aprender a decir que no.

junio 6, 2023 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Cuando hablamos de habilidades sociales, solemos enfocarnos en ser buenas conversadoras, estar atentas a nuestro interlocutor, ser amables, saber leer cada situación y actuar en consecuencia… Pero, ¿cuántas veces relacionamos ese buen relacionarse con saber decir que no? Es una palabra simple, muy cortita y, sin embargo, nos cuesta horrores muchas veces pronunciarla. Estamos programadas para ser educadas, complacientes y generosas incluso por delante de nuestros propios deseos. Sin embargo, decir «no» no solo es válido, sino que en muchas ocasiones es una forma de autocuidado.

Somos conscientes de que negarse o rechazar según qué cosas puede generar sentimientos de culpa y remordimientos, pero hoy queremos recordarte que, en realidad, es una herramienta poderosa para cuidar de nosotras mismas.

¿Estás lista para adentrarte en el noble arte de rechazar aquello que realmente no quieres o no puedes hacer? Aprende a decir «no» y disfruta de la libertad que da establecer límites saludables y vivir de acuerdo a tus necesidades y deseos.

decir no

¿Por qué es tan difícil decir no?

Seguro que más de una vez te ha pasado: no estás convencida, estás hasta arriba de faena o, simplemente, no tienes ninguna gana de hacer algo que te proponen, pero notas cómo el “no” se te atraganta y, en su lugar, sale un “¡claro!”. Decir que no parece muy fácil -y, de hecho, para algunas personas lo es-, pero con frecuencia nos resulta mucho más complicado que claudicar y silenciar nuestros deseos o apetencias.

Es de locos, en realidad. Tiene mucho que ver la educación, con el mal de nuestro tiempo que es intentar abarcar todo y, por supuesto, con la construcción de género. A nosotras se nos educa para estar siempre disponibles para los demás hasta tal punto de que, cuando miramos por nosotras mismas, no hace falta que nadie nos llame egoístas, porque ya tenemos una vocecita interior que nos culpa por priorizarnos. 

El objetivo de la asertividad no es lastimar a otro, sino defenderse y autoafirmarse, sentar precedentes de inconformidad e intentar modificar un comportamiento que viola nuestro territorio.

Walter Riso, en ‘El derecho a decir no’

Comprender el origen de por qué nos cuesta decir que no es clave para destruirlo: ¿es la aprobación externa lo que nos impide negarnos? ¿Es la idea de que podemos con todo? ¿Es el miedo a parecer egocéntricas o despegadas?

A pesar de que “no” es una de las primeras palabras que aprendemos, “decir no” nos enfrenta a normas profundas, cuestiona quiénes somos y puede llegar a bloquearnos por las emociones que nos provoca. Como adolescentes rebeldes nos negamos a todo casi por norma, pero crecemos, asumimos responsabilidades, nos ponemos el cartel del disponible y perdemos la capacidad de escuchar nuestros propios deseos y transmitirlos así. Dejamos que nuestras prioridades se contaminen con elementos externos, como el miedo al conflicto, al abandono, a perder oportunidades… ¿Te suena?

Aprendiendo a decir no

Se acabó pensar que “sí a todo” es lo fácil. Es hora de aprender a decir que no, y, por tanto, desaprender que negarnos es más sencillo que seguir nuestro propio instinto. ¿Quieres acabar diciendo aquella mítica frase de Phoebe en ‘Friends’, “me encantaría, pero no me apetece, y quedarte tan ancha? Echa un vistazo a estas recomendaciones:

  • ¿Sabes cuál es tu jerarquía de prioridades?

    Conocer tus deseos -lo que implica hacer el ejercicio de aislar tus pensamientos y escucharte- es básico para evaluar el coste – beneficio de decir que sí o que no. En términos económicos: ¿cuáles son las consecuencias, por ejemplo, de no aceptar un determinado trabajo porque tiene unas condiciones malas o la jornada es incompatible con otras de tus actividades? ¿Es más importante acudir a una cita que no te apetece o quedarte en casa descansando si así te lo pide el cuerpo? ¿Quieres de verdad continuar con esa relación o la mantienes por inercia?

  • Asertividad: el arte de decir que no con estilo

    No hace falta justificarse, pero es posible que te sientas más cómoda con una pizca de amabilidad, especialmente cuando esa negación es para personas a las que no queremos hacer daño. En lugar de dar un “no” en seco que caiga como una losa y te haga sentir mal, puedes cambiarlo por un “lo siento, pero ahora mismo necesito priorizar esto otro”. No tengas miedo de expresar tus necesidades y deseos de manera clara y respetuosa, descubrirás que es contagioso.

  • ¡Esa autoestima p’arriba!

    Cuando tenemos el ánimo flojito somos más permeables a los juicios que pueden hacernos los demás si expresamos nuestros deseos. Es importante trabajar este aspecto para quitarnos de encima esa vulnerabilidad y cuidar de nosotras mismas. ¿No sabes cómo hacerlo por ti misma? ¡Pide ayuda!

  • El ‘no’ es transversal

    Es decir, aplica a todos los ámbitos de tu vida: en lo laboral, en lo familiar, en lo sentimental y en lo sexual, por supuesto. Si no lo has hecho hasta ahora, puede resultar difícil desengancharse de complacer siempre a los demás, pero verás que es cuestión de práctica. Poner límites es esencial para tener relaciones sanas.

  • Celebra cada nuevo ‘no’

    Sí, amiga: refuerzo positivo cada vez que seas capaz de decir que no a algo a lo que hubieras dicho que sí sintiendo que en realidad no querías. Cada vez que no tengas que pensar aquello de “tenía que haber dicho que no” porque, efectivamente has dicho que no, es un logro.

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El poder liberador del no

Cuando empieces a poner en práctica la asertividad y el poder de decir ‘no’ a quien sea verás que priorizarse, lejos de ser egoísta, es sano y adictivo.

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Decir ‘no’ no tiene por qué ser algo negativo, sino una forma legítima y necesaria de cuidar de nosotras mismas. Por eso, comprender y desafiar las normas profundamente arraigadas que nos impiden decir ‘no’ nos puede liberar de la culpa y el remordimiento asociados para comenzar a vivir de acuerdo con nuestros propios deseos y necesidades.

Dominar el arte de decir «no» con confianza y estilo nos abre las puertas de un mundo que, con sus límites necesarios, será mucho más libre para nosotras. 

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