Relaciones liana: ¿qué son?
Como una auténtica Jane de las parejas, saltas de una relación a otra sin pisar el suelo. De acuerdo, lo sentimental puede ser una jungla, pero ¿qué supone seguir este patrón? Te lo contamos
Lo has dejado con tu última pareja y la oscuridad se cierne sobre ti, pero, de repente, aparece otra persona y te dices: ¿por qué no? Te metes de cabeza en otra relación sin dudarlo. Esto es lo que vemos en la superficie, pero, ¿qué se esconde detrás de las llamadas relaciones liana?
Saltar de una relación a otra: un patrón de conducta
Como la mismísima Jane en la selva, pasas de una relación a otra sin dejar espacio ni para el duelo ni para la soledad, ¿te suena? Esto es lo que llamamos relaciones liana. Vaya por delante que cada una tenemos nuestros tiempos, pero en este artículo queremos poner el foco en lo que pueden suponer las relaciones liana.
El nombre nos lo dice todo: lo que evitaban Jane o Tarzán moviéndose por la selva de liana en liana era caerse. Las relaciones liana funcionan también de ese modo: encadenamos relaciones porque no queremos o no sabemos enfrentarnos a la ruptura o porque no concebimos una vida sin pareja. La soledad nos asusta. Y mucho.
No obstante, este modelo selvático de relacionarse tiene algunos riesgos, especialmente si salimos de una relación larga, muy profunda o tóxica.
No vivir ese duelo supone ser más vulnerables a la dependencia emocional y, en algunos casos, poner sobre nuestra nueva pareja un peso que no le corresponde.
¿Cuáles son las consecuencias de las relaciones liana?
Este modo de relacionarnos encadenando parejas puede tener consecuencias negativas en nuestra autoestima, por eso conviene aprender a identificarlo. Por un lado, y siguiendo el clásico «un clavo saca a otro clavo», ponernos la tirita de una nueva relación para superar una ruptura puede ser un parche temporal, que nos evite la sensación de pérdida y vacío que deja separarnos de alguien.
En cambio y pese al efecto anestesia, el subidón de una nueva relación nos impide ganar en autoconocimiento, analizar qué ha fallado en la anterior y darnos tiempo para asentar esas reflexiones y pensar qué queremos cambiar de cara a nuestro próximo vínculo de pareja.
Además, enlazando relaciones de forma constante podemos estar contribuyendo a generar en nosotras una dependencia emocional de nuestras parejas y a definirnos por nuestras relaciones sentimentales. Es importante no olvidarnos de nosotras mismas, de nuestra singularidad y de nuestra riqueza individual: somos naranjas completas, ¡recuérdalo!
¿Se pueden evitar las relaciones liana?
Si somos conscientes de cuál es nuestro patrón entre relaciones y no nos sentimos a gusto porque ya hemos comprobado que no todo es de color de rosa en la selva, podemos plantearnos en serio romper con esa norma -consciente o inconsciente- y darnos un tiempo entre relaciones.
En este periodo es normal sentir tristeza, ira o rabia, ¡es un duelo! Sin embargo, estar un tiempo solas, superando lo sucedido, aprendiendo cuál es nuestra verdadera identidad, conociéndonos mejor… merece la pena. En serio.
No te vamos a engañar: no es fácil. Si hemos seguido ese patrón siempre, romperlo cuesta y puede que necesitemos apoyo psicológico, vetar las apps de contactos y prepararnos para un viaje al centro de nosotras mismas. ¿Durante cuánto tiempo? Una vez más, esto depende de cada una. Cuando estés lista, lo sabrás.