¿Pasaporte a la Mojo Dojo Casa House? Así viven los hombres la presión por el cuerpo perfecto

Desde la lucha por conseguir una silueta digna de Ken hasta el auge de la “masculinización facial”, la preocupación por la apariencia física en los hombres está alcanzando niveles inéditos

junio 27, 2024 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Vivimos en una sociedad en la que el culto al cuerpo es uno de los valores centrales. A partir de la adolescencia, una época marcada por la búsqueda intensa de identidad y aceptación, vamos creando esas aspiraciones sobre cómo debe ser nuestro físico. En esto influye, además de otros tantos factores, la publicidad, ya sea en un formato más tradicional o a través de las redes sociales de una forma cada vez menos sutil. Nosotras como mujeres somos el blanco perfecto: hay una industria muy potente detrás. Pero, ¿qué pasa con los hombres? ¿Sufren también esta presión sobre su propia imagen? 

La publicidad, junto con otros medios de comunicación, promueve imágenes de éxito y belleza ligadas a ciertos atributos físicos. Aunque nosotras suframos más esta presión estética, esta imposición sociocultural no es algo exclusivo de nuestro género. Ellos también reciben muchos estímulos sobre aquello que “deben ser”.

Hemos querido abordar este tema desde dos perspectivas: la psicológica, de la mano de Miriam Olea (@psimbiosis.psicologia), psicóloga sanitaria con perspectiva integradora, y la física, con Alejandro Menéndez, entrenador personal en Arima Madrid

El canon corporal: una perspectiva cambiante

No está de más recordar que el concepto de belleza es un constructo sociocultural variable que depende del contexto. Es por eso que, si echamos un vistazo, veremos cómo a lo largo de la Historia y según las diferentes culturas ha ido cambiando. En la antigua Grecia (siglos VIII-I a. C.) las mujeres eran admiradas por cuerpos robustos, senos pequeños y narices afiladas, mientras que los hombres eran venerados por su aspecto vigoroso, atlético y joven. En la Edad Media (siglos V-XV), el cristianismo se impone y censura los cuerpos desnudos. Es en el siglo XIX cuando comienza el auge del uso de los cuerpos como reclamo publicitario para, tras la Segunda Guerra Mundial, afianzarse definitivamente como elemento de persuasión hasta nuestros días.

canon belleza hombres

En la actualidad relacionamos ese canon propuesto a alcanzar el éxito en todos los ámbitos, desde el laboral hasta el afectivo. Según el estudio ‘El canon corporal en la publicidad audiovisual dirigida a adolescentes: detección e influjo’ de 2024’, tanto la publicidad como el resto de canales de comunicación participan de la creación y difusión de este cuerpo ideal con el que comprarse y al que aspirar como sinónimo de triunfo: “El cuerpo se ha convertido en ideología y moral, imponiéndose a otros atributos de la persona que se han infravalorado o anulado. […] Actualmente se rinde pleitesía al cuerpo. Motivo por el que se realiza una gran inversión en salud, moda o higiene”. 

Ser Ken también es duro: expectativas estéticas de los hombres

Según explica Miriam Olea, esa misma presión que a las mujeres nos dice que debemos ocupar un lugar agradable, bonito, estético o sexy, pero a la vez pasivo, invisible, cuidador  y enfocado a los demás, es la que sufren los hombres que sienten que tienen que ser fuertes, exitosos, visibles, firmes, varoniles y resolutivos.

“Aunque en principio estos lugares comunes frecuentados por una imposición emocional fuerte e interna en los hombres no han tenido que ver con la belleza ni la proyección de esta, en los últimos años, con el aumento de la presencia de lo estético en las redes sociales o el culto al cuerpo, ha empezado a tocar con el ego y, por ende, con el dolor y ansiedades de muchos hombres”, explica Olea. 

culto al cuerpo

En publicidad vemos desde hace décadas la representación de hombres musculosos y atléticos en los anuncios de ropa, perfumes o suplementos deportivos, algo que, más que una estrategia de marketing, es otro espejo distorsionado que refleja y amplifica ideales poco alcanzables, que, a su vez, están relacionados con un estilo de vida o un determinado éxito.

Los hombres viven esta necesidad de gustar con la imposición de tener que ser fuertes, tanto en lo estético como en lo emocional. “Lo que ahora se llama, muy a la ligera desde mi parecer, masculinidad frágil es en realidad esta imposición dictando a los hombres lo que hacer para no ser socialmente rechazados. Porque nadie quiere sentirse rechazado”, señala la psicóloga. 

La imagen corporal nos sirve de escudo si es buena o de punching ball si no lo es con respecto a nuestra vulnerabilidad. Usamos la carne para que no nos vean las entrañas. Y, así, si la carne es bonita (tiene sus abs, su torso firme y sus bíceps marcados) entonces las entrañas serán bonitas y nos querrán. No olvidemos nunca esto: todos buscamos que nos quieran.

Miriam Olea, psicóloga sanitaria con perspectiva integradora

Cuando hablamos de inseguridades, los roles de género caen desde el punto de vista de las emociones: todxs podemos sentir miedo o vergüenza por igual. Sin embargo, Olea sí destaca que los hombres, por lo general, tienden a irse hacia dos polos: o bien una preocupación excesiva por verse o sentirse cada vez más fuerte que les lleva en muchos casos a entrenar en bucle y obsesionarse a nivel nutricional, o todo lo contrario. Conectan con su fracaso emocional y social a través de su imagen corporal. De hecho, ahí está el quid de la cuestión en lo que respecta a la tiranía de la belleza masculina: la industria apela a “ese punto débil”: no eres lo suficientemente hombre. Es decir, se recurre a esa vergüenza de ser “poco hombres” para que, a través del consumo, se pueda soportar. 

hombres imagen corporal
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Señala Susan Sontag en un ensayo publicado para la revista Vogue en 1975 que “en inglés se dice ‘a beautiful woman’, pero ‘a handsome man’. ‘Handsome’ es el equivalente masculino —y en contra de— un cumplido que ha acumulado ciertas connotaciones degradantes, al ser exclusivo de las mujeres. (…) Ser llamada hermosa implica señalar algo esencial del carácter y las preocupaciones de la mujer. (Al contrario de los hombres —cuya esencia es ser fuertes, efectivos y competentes.)”

Cuerpos perfectos: gymbros en la era de los filtros (y las trampas)

Esta búsqueda del cuerpo ideal no solo afecta la salud mental, sino también la física. Alejandro Menéndez indica que existen metas diferentes entre hombres y mujeres (ellos quieren estar grandes y definidos mientras que nosotras tenemos pánico a coger volumen, por lo general), se cometen errores similares a la hora de intentar conseguir estos objetivos de forma exprés. “Hay quien busca milagros y cree que por entrenar un par de meses antes de verano va a tener unos resultados brutales, cuando el cambio físico es un trabajo largo de constancia, de hábito”, explica.

Además, no podemos obviar que la publicidad o las redes sociales no siempre muestran la realidad tal cual. Los filtros, retoques y juegos de luces y sombras están a la orden del día, pero no es la única trampa. “A menudo no tenemos en cuenta que muchos de esos hombres que enseñan cuerpos súper musculados no los han conseguido de forma ‘natural’, solo con ejercicio y dieta”, aclara Menéndez. 

hombres presion estetica

La frustración entonces está más que servida: si son físicos prácticamente imposibles de conseguir para quien sí tiene el hábito de entrenar, mucho más para quien todavía lleva la L de gymbro. Además, estos perfiles a menudo se sirven de su imagen para vender suplementos a veces de dudosa eficacia, o que no son los responsables de su físico. “Solo la cafeína, la creatina y la proteína en polvo tienen evidencia científica -señala el entrenador-. No obstante, no es necesario tomarlos”. 

La obsesión por el deporte y la alimentación saludable puede desembocar en trastornos como la ortorexia o la vigorexia. Aunque estrictamente no se consideran TCA, sí que guardan algunas similitudes, como son la comparación obsesiva o el aislamiento social. Los hombres jóvenes son los más afectados por este trastorno. Ojo: no es lo mismo ser consciente de la nutrición o tener una rutina exigente o constante de actividad física que estar obsesionado.

La industria de la belleza amplía su mercado

Si bien no es nuevo que los hombres ocupen la mayor parte de los gimnasios, sí es novedoso que la medicina estética y la industria de la belleza haya decidido aprovechar este filón para abrir su mercado también a tratamientos para ellos. Un buen ejemplo es lo que se conoce como “masculinización facial” (cirugía mediante) que consiste en acentuar características consideradas tradicionalmente masculinas, como la mandíbula prominente.

Aunque todavía siguen siendo minoría, según la Sociedad Española de Medicina Estética, sí se está observando ese aumento de la demanda masculina en cuidados estéticos que se han relacionado más con nosotras, como la eliminación de arrugas, las inyecciones de bótox o los tratamientos para eliminar grasa localizada.

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