Reloj biológico, ¿existe de verdad? Estas son las señales que te envía tu cuerpo
¿Qué hay de cierto en eso de que las mujeres tenemos un reloj biológico? ¿Y cuál es su relación con el instinto maternal? ¡Lo analizamos!
Llegado un momento determinado de nuestra vida, muchas mujeres sentimos sobre nosotras la sombra del llamado reloj biológico, pensando que, si no somos madres a tiempo, no podremos serlo nunca. Pero ¿cuál es, de verdad, la relación entre el reloj biológico y el instinto maternal? Te ayudamos a rebajar la presión y te explicamos qué hay de cierto y qué no en esta idea, para muchas aterradora, que nos persigue durante la edad adulta.
¿Existe realmente el reloj biológico? Sí… y no
En realidad, el concepto de reloj biológico ligado a la maternidad es algo muy figurado. Parece un término médico, pero, sin embargo, esta idea nació por obra y gracia de Richard Cohen, un periodista del ‘Washington Post’ que, en los años 70, escribió un artículo sobre la liberación de la mujer y sobre cómo el hecho de que las mujeres se incorporaran al mundo laboral llevaba consigo un retraso en la maternidad y una caída progresiva del índice de natalidad.
Siguiendo ese hilo (con aroma a rancio), cuando hablamos de reloj biológico y maternidad, nos referimos a ese momento en la vida de una mujer en el que socialmente se considera que deberíamos ser madres porque, de lo contrario, «se nos pasa el arroz». WTF? Otra expresión a la lista de las que debemos desterrar.
Ahora bien, si hablamos de reloj biológico desde un punto de vista anatómico, es incuestionable que la biología funciona como un reloj y que el cuerpo de una mujer no es el mismo a los 20 que a los 60.
De la misma manera que nuestro cuerpo está programado biológicamente para activarse por el día y descansar por la noche y nuestro organismo se va debilitando a lo largo de los años, nuestra capacidad fértil está íntimamente ligada a nuestra edad. Por eso, físicamente hay un periodo vital más adecuado para traer hijos al mundo.
Reloj biológico e instinto maternal en las mujeres, ¿están sincronizados?
Aquí no hay ambigüedad: ¡rotundamente no! Una cosa es el reloj biológico (desde un punto de vista físico y anatómico) y otra muy distinta el instinto maternal. A veces, estos dos conceptos van unidos, pero otras muchas veces no.
Todas las mujeres tienen reloj biológico y, sin embargo, muchas no sienten en toda su vida el instinto o las ganas de ser madres, aunque sus condiciones para ello (laboral y personalmente) sean idóneas. También hay mujeres que, en algún momento, han valorado la posibilidad de ser madres y no han podido o no han querido serlo, pero su reloj biológico, es decir, su cuerpo, ha seguido funcionando con puntualidad británica.
Ser madre es algo maravilloso, pero, por supuesto, no es necesario tener hijos para sentirse realizada como mujer. La maternidad debería ser siempre una decisión libre y exenta de juicios sociales.
Instinto maternal: una cuestión muy personal
Llamamos instinto maternal a las ganas o el impulso que siente una mujer en un momento determinado de su vida de ser madre. No es que el instinto maternal sea una cuestión fisiológica o que el cuerpo te envíe señales para que busques quedarte embarazada. El instinto maternal es un sentimiento que nace en nosotras cuando nos apetece ser madres y responde, entre otras cosas, al hecho de vivir en un contexto social y cultural determinado.
Si atendiéramos únicamente al reloj biológico, lo ideal sería tener hijos a los 20 años, pero la tendencia social es ser madres cada vez más cerca de los 40. De hecho, este momento se ha ido retrasando década tras década. En los 70, la media de edad de madres primerizas se situaba en torno a los 20-25 años, mientras que, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), la edad media en la que las mujeres tienen a su primer hijo o hija en la actualidad se sitúa por encima de los 32 años.
En tiempos de nuestras bisabuelas, era casi impensable tener hijos a partir de los 40. Pero entonces las opciones de control de la natalidad tendían a cero, la esperanza de vida era muy diferente a la de ahora y la sociedad se construía de otra manera. No siempre se pueden mover los hilos de nuestra vida, sobre todo en algunos entornos, pero, cada vez más, las mujeres podemos elegir cuándo y cómo ser madres (si es que eso es lo que queremos), y tenemos a la ciencia como aliada.
Fertilidad y edad biológica: cuando la ciencia es nuestra aliada
La edad es un factor determinante en nuestra fertilidad. A grandes rasgos, una mujer empieza su época más fértil en torno a los 20 años, cuando sus ciclos menstruales han madurado. La curva de la fertilidad se mantiene arriba entre los 25 y los 30 y, a partir de los 35, empiezan a decaer las posibilidades de concebir. La época fértil termina definitivamente con la llegada de la menopausia.
Cada mujer tiene un número determinado de futuros óvulos que van desapareciendo y debilitándose a lo largo de su vida fértil. Esto es lo que conocemos con el nombre de reserva ovárica, determinante a la hora de intentar quedarnos embarazadas. A partir de los 35 años, la reserva ovárica entra en mínimos, por eso las posibilidades de concebir son más bajas (a priori). Pero, además de la edad, existen otros factores que afectan a esta reserva, como el tabaquismo, el alcohol o algunas enfermedades como la diabetes o la obesidad.
Dado que no siempre se dan las circunstancias adecuadas para quedarse embarazada en el momento biológicamente idóneo (hablamos aquí de cuestiones personales, sentimentales y de la situación laboral de cada una), podemos encontrar en la ciencia una aliada. Para, por ejemplo, «poner en pausa» ese reloj por un tiempo con procesos como la congelación de óvulos. Las diversas técnicas de reproducción asistida sirven de apoyo a muchas mujeres para ser madres con una edad más avanzada o con un historial médico con dificultades específicas para la concepción.
Como siempre, consultar con una o un especialista para evaluar nuestras opciones y nuestras necesidades será fundamental. La idea de que cada mujer y cada cuerpo son un mundo se aplica también (¡faltaría más!) en lo relativo a la fertilidad, la maternidad y el reloj biológico. ¿Un mantra? Menos presión, please!