¿Qué es la gordofobia? Consejos para aceptarte sea cual sea tu peso
Disfrazada de preocupación, la gordofobia es el rechazo a las personas gordas, presuponiendo una falta de salud o de autocuidado
“Deberías adelgazar, por tu salud”. Este comentario, supuestamente basado en la preocupación por el bienestar de alguien, no es más que una expresión de gordofobia, resumiéndolo de forma rápida (si bien es un tema del que podríamos charlar largo y tendido).
Esta cuestión -mejor dicho, discriminación en muchos casos- es cada vez más visible, gracias a las redes sociales y los perfiles más activistas. Y es especialmente dañina porque se disfraza de preocupación. Nos acercamos a este término que culpabiliza, oprime y humilla a las personas gordas en diversos espacios… y a ambos lados de la pantalla.
Gordofobia: qué es y por qué deben saltarnos las alarmas
La gordofobia -aunque es un término que aún no está registrado en la RAE– es el rechazo, odio y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de serlo. Esta discriminación se sustenta en el prejuicio -consciente o inconsciente- de que estas personas no solo son culpables de tener un cuerpo no normativo (WTF!), sino que, además, se les presupone falta de voluntad o de autocuidado.
Es decir, las personas gordas son percibidas como personas vagas que no se preocupan por su salud y que, además, hacen apología de hábitos perjudiciales. ¿Todo esto subyace en un pensamiento gordofóbico? En muchos casos, sí, aunque a veces ni siquiera nos demos cuenta.
El acoso o incluso rechazo que se sufre (con más incidencia, oh sorpresa, entre las mujeres) se refleja en limitaciones sociales, afectivas y laborales y puede, por supuesto, derivar en problemas de salud mental y en trastornos de la conducta alimentaria.
Gordofobia, ¿es por tu salud?
Como decíamos al principio, la principal característica de esta discriminación es que lleva puesto el disfraz de la preocupación: cualquier persona se cree con el derecho -e incluso con la obligación- de señalar los hábitos de las personas gordas. O, al menos, de los que cree que tiene, porque si de algo hablamos en lo que a gordofobia respecta es de ideas preconcebidas.
La tirana cultura de la dieta no ayuda nada, claro. Incluso puede haber perfiles ligados al entorno sanitario que participen de esta gordofobia y, ante cualquier problema de salud de una persona gorda, aludan al peso como causa principal, guarde relación con la patología o no.
¿La trama o el físico? Gordofobia en el cine
El cine es un espejo de la sociedad y viceversa. Con frecuencia, vemos que los papeles que interpretan personas gordas giran en torno a eso, a su físico. Y el caso del cine podríamos extenderlo al de la moda, otra industria con mucho que revisar en lo que a gordofobia respecta.
Aunque se está avanzando bastante en ese sentido y la diversidad de cuerpos también llega a la cultura audiovisual, como prueban producciones recientes (¡hola, fans de ‘Sex Education’ y ‘Euphoria’!), lo cierto es que cuesta encontrar tramas protagonizadas por intérpretes gordos que no se sustenten en los complejos, la ridiculización o la obsesión de los personajes por conseguir un cuerpo normativo para triunfar en el ámbito que sea.
Objetivo: amar nuestro cuerpo
Que las mujeres hemos sido siempre el principal foco de las opiniones no pedidas con respecto a nuestros cuerpos no es nada nuevo. Somos conscientes de que, por una parte, no todo el mundo puede -por la razón que sea- estar en el peso «ideal». Y, por otra, de que no todo el mundo quiere ajustarse a los cánones de belleza vigentes, y eso no significa estar en contra de lo saludable.
Muchas hemos crecido con la idea de que tenemos que ocupar poco espacio, también físicamente. Solo así, además, podremos ser objeto de deseo. La presión estética ha sido y es una de las herramientas más fuertes del heteropatriarcado para ejercer control sobre las mujeres. ¿Tenemos por eso que acostumbrarnos y aceptar que siempre seremos demasiado algo o no lo suficiente otra cosa y callar? ¡Nada de eso!
Nuestra premisa es que todas merecemos vivir a gusto con nuestros cuerpos sin que nadie nos señale o nos diga cómo deberíamos ser. Construir un mundo más inclusivo es cosa de todas, por lo que es un reto individual y común que, por ejemplo, el adjetivo “gorda” no sea un insulto. Apostemos por la diversidad de cualquier tipo, señalemos cualquier forma de acoso -sea contra nosotras o contra otra persona- y terminemos de una vez con los comentarios sobre los cuerpos ajenos. ¡Hay mucho trabajo por hacer!