Bombardeadas por el Black Friday: ¿cómo podemos limitar las compras compulsivas?

Llevamos semanas con estímulos de descuentos constantes. ¿Cómo afectan campañas como el «viernes negro» a nuestra salud mental? Lo analizamos

noviembre 24, 2023 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Llevamos al menos un mes recibiendo mails de todas las marcas anunciando sus descuentos para el Black Friday, viendo cómo las influencers sacan su lista de códigos afiliados y, en general, dejándonos impactar por ofertas supuestamente irresistibles e irrepetibles. Esta fascinación por el consumo, por la identificación a través de las marcas o productos comienza a edades cada vez más tempranas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar una adicción a las compras en la adultez.  

Cuando hablamos de adicción, nos referimos a algo que va más allá de la necesidad de poseer un producto en particular. Se trata de un sentimiento que nace de la búsqueda de placer y bienestar emocional, igual que el consumo de ciertas sustancias. Quienes compran compulsivamente pueden estar utilizando esta estrategia para lidiar con sus propias emociones o dificultades. Factores como la obsesión por la imagen, baja autoestima o una educación negligente en términos de límites pueden contribuir a este comportamiento.

adicción a las compras ropa

Black Friday: entre descuentos y oportunidades únicas

Significa literalmente “viernes negro” y tiene su origen en Estados Unidos, aunque a día de hoy podemos decir que es ya un fenómeno global. Se relaciona con el Día de Acción de Gracias como fecha a partir de la que empezar a pensar en hacer las compras navideñas, pero no es la única teoría sobre su origen. De hecho, otras hipótesis señalan a una caída épica de la bolsa en 1869 para acuñar el término, o al caos en Filadelfia en 1950 previo a un partido de fútbol americano entre las fuerzas del orden y las multitudes. 

Sea como fuere, el Black Friday ha ganado popularidad en las últimas décadas como el día donde conseguir los mayores descuentos del año.

En España aterrizó en 2012 de la mano de Media Markt. Si bien tuvo una acogida moderada ese primer año, la cadena alemana consiguió sembrar la semillita para que, un año después, gigantes como El Corte Inglés o Amazon le siguieran hasta llegar a lo que conocemos hoy: un día saturado de ofertas dudosas, descuentos supuestamente únicos y el imperativo social de comprar. 

Cuando las compras se convierten en un problema 

Todas hemos experimentado el placer de ir de shopping en algún momento de nuestras vidas: durante las vacaciones, en rebajas, como plan con amigas, como manera de premiarnos… Comprar es una actividad que implica cierto refuerzo positivo en la sociedad actual. Silvia Laporta, psicóloga general sanitaria, terapeuta EMDR y familiar, nos explica que esto tiene mucho que ver con la necesidad de encajar que tenemos todas las personas como seres sociales que somos. 

No es nuevo: desde la antigüedad observamos cómo los grupos de humanos han buscado la aceptación por una parte en su entorno, y por otra en la sociedad a un nivel más global. Lo que sí resulta novedoso es la rapidez a la que cambian hoy en día las tendencias.

Buscamos identificarnos y eso determina nuestros patrones de compra. Hoy en día, por ejemplo, está tan normalizado consumir «fast fashion» como antes lo estaba ir a una modista. Por otra parte, también influye lo que hemos aprendido en nuestra vida: si tuvimos “barra libre” para comprar o si, por el contrario, nos educaron en un consumo más austero, de necesidad.

Silvia Laporta, psicóloga

¿Qué sucede cuando algo tan supuestamente inocente como salir de compras se convierte en algo más que un simple acto de consumo? Hablamos entonces de adicción a las compras o compra compulsiva: una conducta repetitiva, descontrolada, donde no hay una intención específica, sino satisfacer un deseo impulsivo. 

black friday

El precio de la impulsividad: señales de alerta

Aunque no se clasifica como una enfermedad en sí misma, las compras compulsivas pueden ser tratadas como un tipo de adicción que, quizá, esconde una mala gestión emocional. Según Laporta, existen algunas señales que pueden indicarnos que un comportamiento de compra se ha vuelto problemático:

  • Compras en grandes cantidades.

  • Incapacidad para controlar o frenar este comportamiento.

  • La necesidad de consumir nace de la ansiedad, presencia de impulsos recurrentes.

  • Afecta a la vida diaria, llegando a impactar, por ejemplo, en la propia economía.

  • Endeudamiento (por las compras a plazos, por ejemplo).

La impulsividad se relaciona con la falta de premeditación y perseverancia y, según este estudio, afecta de manera significativa a las mujeres. Aunque hoy nos estamos enfocando en la manera de comprar, esta impulsividad también se manifiesta en algunos trastornos alimentarios como la bulimia, por ejemplo. 

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Las mujeres muestran una mayor impulsividad en las compras, a menudo vinculada a la búsqueda de satisfacción emocional y relaciones interpersonales. Las diferencias de género se manifiestan en las preferencias de compra y las motivaciones subyacentes.

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El extraño vínculo entre el carrito de la compra y las emociones

Cumplir con los estándares de belleza de una determinada sociedad tiene mucho que ver con esa identificación de la que nos hablaba Laporta que entendemos como algo positivo. Es decir, si mi entorno destaca lo bien que me sienta un vestido que estreno, me sentiré bien y buscaré esta sensación, quizá, estrenando otro vestido en la siguiente quedada.

Señala nuestra psicóloga colaboradora que es algo que tenemos muy normalizado, por ejemplo, con el hecho de adelgazar: nos felicitan cuando perdemos peso sin saber, seguramente, que ese refuerzo positivo puede ser la llave de un trastorno alimenticio. 

Esto no quiere decir que un comentario amable sobre tu ropa te haga caer en una espiral de consumismo. Las adicciones en general, también a las compras, suelen tener, según explica Laporta, una base personal. Es decir, según nuestra historia, nuestra gestión emocional, etc., podemos estar más predispuestas o no.

Según el estudio “Mujer & e-commerce” elaborado por la agencia de comunicación en femenino Ellas Deciden, existen diferencias por sexo a la hora de comprar. El hombre compra mientras que la mujer “va de compras”, un ligero matiz que señala que ellos se interesan por las características técnicas y atributos, y nosotras vamos más a los valores de la marca, buscando, quizá, esa identificación, esa proyección.

Cómo superar esta adicción a las compras

Superar las compras compulsivas requiere de un gran esfuerzo personal. Laporta señala que lo ideal es verlo de manera específica en terapia ya que, como hemos visto, esa adicción puede ser la punta del iceberg de otros problemas más personales. Quizá esas compras tratan de tapar un vacío que estamos tratando de ignorar. Por ejemplo: “no me siento segura con mi físico”, “necesito encajar en un grupo”, “si no me veo bien no me van a querer”. 

Si hablamos de forma más genérica y hemos identificado que estamos usando las compras para calmar una emoción, podemos seguir algunos tips para tratar de frenarla por nosotras mismas:

  1. Párate: toma conciencia y piensa si necesitas realmente lo que vas a comprar. Hoy en día el comercio online (y más en días como el Black Friday), juega mucho con el clic rápido, para evitar esa reflexión. Así que, antes de nada, reflexiona sobre lo que vas a hacer.

  2. Pregúntate por qué quieres comprar una determinada cosa. La expectativa de compra activa emociones positivas, desde ir a una tienda a probarme ropa hasta la ilusión de recibir un paquete. ¿Es eso lo que buscas con tu compra?

  3. Busca otras herramientas que te ayuden a canalizar tus emociones: meditación, escribir un diario, dibujar…

  4. Organiza tu economía. Pon límites para evitar compras impulsivas y/o innecesarias.

Recuerda que, como en cualquier adicción, existe el síndrome de abstinencia, donde la ansiedad solo se calma mediante nuevas compras. La euforia inicial da paso a sentimientos de arrepentimiento, culpa y vergüenza, creando un círculo vicioso difícil de romper. Sé paciente contigo misma y pide ayuda si lo necesitas.

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