¿Cómo saber si tengo pensamientos suicidas?
Frases como “no tengo a nadie” o la sensación de soledad constante son algunas señales de alerta. Otras se muestran en redes sociales: es importante estar alerta para detectarlas y buscar ayuda (u ofrecerla, si sabemos de alguien en esta situación)
Nadie se imagina haciéndose esta pregunta: ¿esto que pasa por mi cabeza son pensamientos suicidas? Pero no es algo que elijamos: las circunstancias personales y patologías mentales como la depresión nos pueden llevar a situaciones en las que nunca nos habíamos visualizado. Y, entonces, salta una alarma, una señal que nos dice que algo no va bien.
Si este es tu caso, o tienes a alguien cerca que pueda estar en un momento vulnerable, te ayudamos a identificar los pensamientos suicidas. Porque, en el marco del día para la prevención del suicidio, que se celebra cada 10 de septiembre, queremos poner nuestro granito de arena y contribuir a visibilizar una cuestión muchas veces silenciada y que, solo en España, es la causa de muerte de casi 4000 personas cada año.
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Pensamientos suicidas: claves para identificarlos
“Si hablamos de ideación suicida, debemos permanecer alerta ante comentarios directos, como ‘yo sobro, soy una carga o cómo será la vida cuando muera’ y también ante gestos indirectos, como comportamientos peligrosos (conducción temeraria, consumo de sustancias o conductas irresponsables), la búsqueda de momentos de despedida u organizar el testamento y repartir pertenencias, en el caso de personas mayores”, nos explica Daniel López, psicólogo y presidente de Papageno, Asociación de profesionales en prevención y postvención del suicidio.
¿Y si somos nosotras las que estamos en esa situación? ¿Como podemos identificar esos pensamientos? “En ese caso, por un lado estará la sensación de ser un estorbo, de estar sobrando; por otro, el sentimiento de soledad, de aislamiento y la idea de que ‘no tengo a nadie’”, detalla Daniel.
Pero, ¿hasta qué punto debemos preocuparnos cuando un pensamiento así aparezca en nuestra mente o en la de alguien a quien queremos?
“La gravedad de la situación la marca la planificación. En algunos casos ‘solo’ hay ideación, pero en otros también hay un plan definido, lo cual es más grave. Eso suele derivar en búsquedas en internet, algo que se puede contrastar viendo el historial de la persona”, expone el psicólogo.
No estamos haciendo un llamamiento a romper la privacidad de nadie, pero, si sospechamos que alguien está sufriendo y teniendo esos pensamientos, quizá puede ser una herramienta más para tenderle la mano.
La importancia de crear un entorno seguro
Cuando esos pensamientos, esa ideación, están presentes “hay que crear un entorno seguro”. “Normalmente se le pide a la persona que está en situación vulnerable, pero, según la gravedad, se puede implicar también a su entorno”, indica Daniel.
Tres consejos clave para crear ese espacio seguro:
- Evitar la acumulación de fármacos. Si se tiene que tomar medicación pautada, pedir a alguien cercano que nos dé solo la dosis del día. Si somos quienes estamos dando ayuda, ofrecernos a ello.
- Control estricto de los artículos que puedan servir para autolesionarse, como tijeras o cuchillas.
- Medidas de seguridad extraordinarias si son necesarias o el grado de ideación es alto, por ejemplo, en las ventanas.
Señales de alerta en las redes sociales
Como nos explicó Daniel y recogimos en otro artículo, aquello de que “quienes se van a suicidar no lo cuentan” es todo un mito. “Se estima que solo hay notas de suicidio en un 10% de los casos, pero la gran mayoría de personas suele enviar señales antes, como esos comentarios que decíamos antes”, agrega el experto.
Las redes sociales son otro de los espacios en los que pueden quedar reflejados los pensamientos suicidas de las personas en situación vulnerable. Como nos detalló Ana Freire, doctora e ingeniera en informática y directora del departamento de operaciones, tecnología y ciencia de UPF Barcelona School of Management, las mujeres son más propensas a enviar esas señales de alerta en el mundo digital.
Un 55% de las mujeres con ideación suicida las manda, mientras que la cifra sube al 58% si hablamos de depresión y al 84% en los TCA o trastornos de la conducta alimentaria. Esta es una de las conclusiones del proyecto Stop, liderado por Ana Freire, que tiene como objetivo detectar a usuarios vulnerables y ofrecerles campañas específicas que les sean de ayuda (por ejemplo, incluyendo teléfonos concretos a los que llamar).
Pero, también gracias a ese proyecto de inteligencia artificial y con la ayuda de Ana, podemos destacar algunas conductas en redes sociales ligadas a la ideación suicida:
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Las personas con riesgo de ideación suicida hablan mucho en primera persona, cuentan con frecuencia cómo se sienten.
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Emplean muchas negaciones, el pesimismo está presente, hay expresiones relacionadas con la ansiedad o la depresión.
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Otros disparadores del suicidio pueden ser los abusos sexuales en la infancia, el acoso escolar (puede haber referencias a estos conceptos en sus publicaciones), las autolesiones, menciones a problemas económicos o de pareja y frases como “no tengo amigos”.
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Las imágenes también dan pistas: estas personas tienden a emplear fotos en blanco y negro, que transmiten tristeza…
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La actividad en redes en periodos de sueño o descanso puede estar también ligada a la depresión e ideación suicida
La experta insiste: “Estos son patrones detectados por la inteligencia artificial, pero no se puede decir que una persona tenga ideación suicida solo porque responda a uno de ellos, hay que verlos todos en conjunto y cada caso en particular.
Dar y pedir ayuda: el apoyo ante los pensamientos suicidas
¿Y si sabemos de alguien en esta situación o nosotras mismas nos identificamos con esos pensamientos y conductas?
Ofrecer una escucha empática en un clima de comprensión, preguntar directamente a la persona si ha pensado en hacerse daño (después de generar un clima de confianza) y ayudarla a pedir ayuda profesional -en el centro de salud, en organizaciones especializadas o a través de teléfonos como el 024 o el teléfono de la esperanza- son los pasos a seguir.
Si eres tú quien necesita esa ayuda, la recomendación es acudir primero al entorno más cercano y, después, a organismos y entidades especializadas, volcadas en ayudar a personas en contextos difíciles y a guiarlas en su proceso.