¿Depresión y menopausia? Descubre la relación entre nuestra salud mental y esta etapa de cambio
El vaivén de hormonas y «el dichoso envejecimiento», hacen que la menopausia sea todo un reto para muchas de nosotras, también en lo emocional. Si esto te resuena, bienvenida a descubrir cómo afectan los cambios de esta etapa a tu salud mental
Cuando empiezan los primeros síntomas de la menopausia, nuestros cuerpos se preparan para el cambio que supone dejar de producir hormonas al mismo nivel que a lo largo de nuestra vida fértil. El cambio más evidente lo vemos en el ciclo menstrual, que varía por la pérdida natural y progresiva de la ovulación hasta que directamente dejamos de ovular y, por tanto, de tener la regla.
Pero esto no es lo único que nos sucede y depresión y menopausia son, para algunas mujeres, conceptos que se dan la mano.
Cada una vive la menopausia de una manera diferente, pero existen varios síntomas habituales, como el insomnio, la sequedad vaginal, los sofocos y, cómo no, las alteraciones del estado de ánimo. Y es que, más allá de los irremediables cambios físicos de este momento de nuestras vidas, tenemos que enfrentarnos a sus consecuencias a nivel psicológico. Te contamos cómo se relaciona la menopausia con la salud mental y te damos algunos consejos para que, también emocionalmente, esta fase sea más llevadera.
¿Tristeza en la menopausia?
La menopausia no es exactamente una etapa, sino el final de un periodo. Todas nos enfrentamos a este momento de una manera distinta, pero aproximadamente el 70% de nosotras nos vemos afectadas por efectos psicológicos secundarios durante el climaterio.
Es normal: tenemos que enfrentarnos a cambios físicos que pueden ser molestos y, además, a la idea de que nuestra vida fértil termina y alcanzamos una edad adulta sobre la que hemos recibido un gran cantidad de inputs negativos. Mientras que algunas podemos sentir la presión de no aparentar la edad que tenemos porque las arrugas y las canas están, en general, fatal vistas, otras podemos experimentar un tremendo vacío al dejar de ejercer de cuidadoras de nuestros hijos, por ejemplo.
Es difícil, llegado este momento, desaprenderse todo esto y vivir esta etapa como algo natural, diferente a lo anterior, pero no necesariamente peor.
Las hormonas también hacen lo suyo, claro: al rebajar sus niveles, inciden también en los neurotransmisores del cerebro que controlan nuestra parte emocional, como la serotonina, la oxitocina y la dopamina. Estar triste o irritada o sentir esa conexión entre depresión y menopausia es perfectamente normal, lo que no quiere decir que tengamos que conformarnos con ese sentimiento incómodo. Especialmente, si se convierte en algo más grave, como puede ser la depresión.
Pero ¡cuidado! No debemos caer en banalizar un concepto tan importante con frases como “es que estoy depre” o “es que depresión y menopausia son mejores amigas”. Este trastorno, que se puede cronificar si no se atiende con la ayuda profesional necesaria (sea de psicólogos o psiquiatras), es mucho más que estar triste.
La depresión -igual que la ansiedad es mucho más que estar nerviosa- resulta para muchas personas un proceso largo y del que no siempre se es consciente. No llega de un día para otro (es algo que depresión y menopausia comparten), y tampoco se sale de ella en unas horas. Contar con apoyo médico, pero también social, será fundamental para sobreponerse, sea en la menopausia o en cualquier otra época de la vida.
Menopausia y depresión, ¿qué hacer para sobrellevarlas?
El mejor consejo que podemos darte si te sientes muy decaída, crees que convives con depresión y menopausia o te sientes incapaz de afrontar esta nueva etapa es que busques ayuda profesional. La terapia puede ayudarte a identificar los motivos de tu tristeza (o, en su caso, depresión), tanto si se deben a estos cambios hormonales o psicosociales como si es algo más ligado a tu historia personal.
No obstante, y dado que toda ayuda es poca, siempre podemos poner en práctica algunos tips que contribuyan a hacernos sentirnos mejor:
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Alimentación healthy
Es un consejo que vale para todas las etapas de la vida y es que, como solemos decir, “somos lo que comemos”. Es recomendable que nuestra dieta se base en alimentos ricos en calcio, (vegetales, cereales integrales, legumbres o lácteos), en vitamina C (frutas cítricas, pimientos) y grasas saludables (frutos secos, huevos, pescado azul). Además, debemos evitar alimentos ultraprocesados y limitar el consumo de cafeína.
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Vida activa
Mantener un ritmo de vida activo a diario y practicar algún deporte dos o tres veces por semana no solo nos hará sentir mejor a nivel puramente físico, sino que nos ayudará también a regular las emociones y a estar con mejor ánimo.
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Yoga y meditación
Si aún no lo has probado, quizá sea el momento de dar una oportunidad a esta disciplina milenaria. Las posturas y técnicas de relajación pueden ser unas grandes aliadas a la hora de estabilizar nuestros cambios de humor.
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No renunciar al sexo
Sí, es posible que nuestra libido no esté a tope, pero seguir disfrutando del sexo es realmente beneficioso en esta etapa. ¡Dale una oportunidad!
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Terapia hormonal sustitutiva
Este tratamiento suple la falta de estrógenos y alivia los efectos asociados. Eso sí: requiere de una evaluación médica previa y ha de ser prescrito por un médico.
Depresión y menopausia precoz
Un 5% de nosotras experimentamos la menopausia cuando se supone que todavía estamos en edad fértil. A todo lo que hemos visto en este artículo, tenemos que añadir el shock que puede ser para quienes tenemos la menopausia antes de tiempo encontrarnos, de repente, en esta nueva situación.
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