Depresión postvacacional: afrontando la vuelta a la rutina sin dramas
Regresar al trabajo y a la cotidianidad puede suponer para muchas un bajón emocional. Tristeza generalizada y apatía son algunos de los síntomas: te contamos cómo ponértelo fácil para volver a conectar con tu día a día
Ay, las vacaciones. Son, para la mayoría de nosotras, el momento más feliz del año. Pero cuando el calendario marca que ha llegado la fecha de regresar o cuando tenemos que volver a poner el despertador a horas innombrables parece que se nos viene el mundo encima. No eres tú, es la depresión postvacacional.
¿Te sientes identificada? Aprender a identificar este síndrome, a lidiar con él y a conectar de nuevo con nuestra rutina (que también tiene cosas buenas, como volver a ver a nuestras compis del trabajo y retomar los cafés con ellas) es fundamental para que septiembre sea un mes más llevadero.
¿Qué es la depresión postvacacional? La bajona del regreso a nuestra cotidianidad
Ojo, porque muchas veces se toma este tema como algo muy trivial y puede llegar a convertirse en un verdadero problema para quien lo sufre. Ya de por sí, nunca deberíamos usar la palabra depresión a la ligera, porque tras ella se esconde una cuestión de salud mental real y que no debemos hacer de menos. No se ve, no se toca… pero vaya si se siente.
Si hablamos, en concreto, de depresión postvacacional, realmente estamos hablando de un síndrome que baja nuestro estado de ánimo y aumenta el estrés y que se da cuando regresamos de las vacaciones a nuestro trabajo habitual.
Factores de riesgo: ¿quién tiende a sufrir ansiedad postvacacional?
Todas tenemos una amiga que dice que le encantan los lunes y que septiembre es su mes favorito. ¿Es una superheroína? No, seguramente sea una persona satisfecha con su vida.
Generalmente, este síndrome postvacacional suele afectar más a personas en torno a los 40 años que regresan a un trabajo que no les gusta sin período de adaptación. Directas del avión a la mesa de trabajo. Además, si no hemos descansado correctamente durante las vacaciones (aquí podemos introducir cuestiones como la dificultad para conciliar en verano si somos madres), también se pueden disparar las posibilidades de sufrir esta ansiedad postvacacional.
Síntomas de la depresión postvacacional: señales para identificarla
Aunque hemos mencionado ya los principales factores de riesgo, lo cierto es que nadie está libre de sentir esa llamada ansiedad postvacacional o depresión por la vuelta al trabajo. Este síndrome también puede afectar a niños y niñas que vuelven al cole o a personas que acaban de comenzar su carrera laboral.
Ansiedad, fatiga, apatía, cambios de humor, insomnio… Todos estos síntomas pueden ser, en realidad, signos de la depresión postvacacional
Los síntomas más claros del síndrome postvacacional son los siguientes:
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Tristeza generalizada
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Fatiga
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Cambios de humor
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Insomnio
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Falta de apetito
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Irritabilidad
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Dolor de cabeza
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Ganas de estar sola
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Falta de concentración
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Apatía
Afrontando la depresión postvacacional: la importancia de disfrutar con nuestro día a día
Los expertos recomiendan, para evitar el síndrome postvacacional, que se disponga de un período de adaptación para volver a la rutina. Aterrizar un domingo por la noche después de diez horas de vuelo y comenzar a trabajar a las ocho de la mañana de un lunes no es la mejor idea. No es cuestión de pereza o de que queramos estar sin hacer nada en casa: parar para coger fuerzas es absolutamente necesario.
Y lo es por varios motivos. El primero de ellos es el reloj interno, especialmente si hemos estado en un huso horario diferente o si hemos tenido un viaje largo. Necesitamos descansar y recuperarnos para adaptarnos de nuevo al lugar en el que vivimos.
El período de adaptación es imprescindible para esquivar el síndrome postvacacional
Además, después de las vacaciones, solemos tener pendientes lavadoras, ir a la compra y otras tareas que deben hacerse sí o sí. Si ya estamos trabajando, el estrés se disparará. Los expertos suelen recomendar tres días para adaptarnos de nuevo a nuestra cotidianidad.
Otro buen consejo es que retomes tu rutina de forma progresiva. Hay veces que no podemos organizar la agenda y que esta viene impuesta por otro lado, pero, si está en tu mano, comienza de menos a más: déjate para los primeros días las tareas más sencillas, incluso, si puedes, comienza con una pequeña reducción horaria (sí, como los niños cuando empiezan el curso escolar).
Una buena idea es que encuentres tiempo para ti fuera de la jornada laboral. No siempre podemos sacarnos de la manga el tiempo que nos gustaría tener, pero el ocio es FUNDAMENTAL para la salud mental: hacer un deporte que te gusta, leer, quedar con una amiga, dar un paseo… Aunque solo sea una hora al día, necesitamos ese tiempo para nosotras mismas. Nos ayudará a afrontar mejor nuestra “vuelta al cole”.
Algo muy importante que deberías hacer sí o sí, aunque no sufras esta depresión postvacacional (y si la sufres, con más motivo) es revisar tu rutina. ¿Realmente te gusta tu estilo de vida o simplemente te estás dejando llevar por la corriente? ¿Te hace feliz tu trabajo? ¿Te acerca al lugar donde deseas estar mañana?
Más allá del trabajo (es importante, pero no es lo único en nuestra vida), ¿disfrutas de tu día a día? Revisa tus prioridades y ve dando pasitos hacia lo que realmente quieres y te llena. El año que viene podrías ser tú la amiga que ama septiembre.