No es tristeza, no es ansiedad, pero te deja con el ánimo KO. ¿Y si lo que tienes es distimia?
La distimia es un trastorno del estado de ánimo crónico que afecta la calidad de vida. Aprende a identificarlo y tratarlo.
Sentirse triste, apática o desmotivada de vez en cuando es completamente normal y todas lo hemos experimentado en más de una ocasión. El problema viene cuando ese malestar se convierte en algo constante y nos acompaña durante demasiado tiempo, llegando casi a definir nuestra personalidad.
La distimia es como una gran nube gris de la que no consigues librarte. Es un trastorno del estado de ánimo que afecta específicamente a las mujeres y que puede llegar a camuflarse tras la rutina y el día a día, empeorando notablemente nuestra calidad de vida y sin que apenas nos demos cuenta de que algo no va bien.
Hablamos con Victoria Orbe, psicóloga en El Prado Psicólogos, para que nos ayude a identificar los síntomas habituales de la distimia y aprender a distinguirla de otros estados emocionales más severos como la depresión.
Distimia, ¿qué es?
La distimia o trastorno depresivo persistente es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza, sobre todo, por un sensación de tristeza crónica que se prolonga durante al menos dos años.
El problema es que, a diferencia de otros trastornos del estado de ánimo, sus síntomas suelen ser tan sutiles que pasan desapercibidos tanto para la persona afectada como para su entorno. Esto puede dificultar mucho el diagnóstico de la distimia y, en muchos casos, llevar a que quien la sufre se acostumbre a vivir con ese malestar y a normalizarlo.
Pero, aunque los síntomas de la distimia pueden ser menos intensos que los de una depresión, la verdad es que generan un impacto significativo en la calidad de vida. «Es habitual que las personas con distimia no reconozcan su malestar como algo anómalo, sino que lo atribuyan a su forma de ser y esta confusión hace que muchas personas no busquen ayuda y el ciclo de desánimo y apatía siga creciendo», explica Victoria Orbe.
«Es habitual que las personas con distimia no reconozcan su malestar como algo anómalo, sino que lo atribuyan a su forma de ser y esta confusión hace que muchas personas no busquen ayuda y el ciclo de desánimo y apatía siga creciendo».
Síntomas habituales de la distimia
Podría parecer lo mismo que la depresión, pero no lo es. La distimia presenta una sintomatología específica que permite diferenciarla de otros trastornos o estados emocionales pasajeros..
Estos son los síntomas más comunes de la distimia:
- Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, casi todos los días durante un periodo largo de tiempo, de al menos dos años.
- Pérdida o aumento del apetito.
- Insomnio o dificultad para conciliar el sueño.
- Falta de energía o fatiga constante.
- Dificultad para concentrarse.
- Sentimiento de desesperanza.
- Baja autoestima.
¿Cómo distinguir entre una falta de ánimo pasajera, una depresión mayor o una distimia?
Identificar si lo que experimentamos es una falta de ánimo pasajera, una depresión mayor o una distimia puede ser complicado, pero hay ciertos indicadores clave que pueden orientarnos. Según Victoria Orbe, “la diferencia principal está en la duración y en la intensidad de los síntomas”. Mientras que una falta de ánimo pasajera puede resolverse en pocos días y no afecta significativamente a nuestra vida cotidiana, la depresión y la distimia tienen características que las hacen mucho más persistentes y, al mismo tiempo, debilitantes.
La depresión mayor se distingue por síntomas intensos y de verdad incapacitantes, como la tristeza profunda, la pérdida de interés por realizar las actividades habituales y una clara dificultad para funcionar normalmente en nuestra vida diaria. Estos síntomas deben durar al menos dos semanas y tienden a aparecer de repente.
Por otro lado, la distimia presenta síntomas mucho más leves, pero crónicos, que persisten durante al menos dos años. “La distimia puede pasar desapercibida porque muchas personas la confunden con su forma de ser, creyendo que siempre han sido pesimistas o melancólicas”, explica la doctora.
Como tip de experta, un indicador clave es el nivel en el que interfiere esa apatía en la calidad de vida. “Si sientes que tu estado de ánimo afecta constantemente a tu energía, tus relaciones personales o incluso a tu capacidad para disfrutar, es un signo de que debes buscar ayuda profesional”.
Otro aspecto importante a tener en cuenta a la hora de distinguir los síntomas, es la duración. “Mientras que una depresión puede surgir tras un evento traumático o de forma inesperada, la distimia tiende a ser un estado de ánimo bajo al que la persona se ha acostumbrado con el tiempo, volviéndose parte de su rutina diaria”, añade Orbe.
Si sientes que un estado emocional bajo persiste después de unas semanas y comienza a afectar a tu vida diaria, busca orientación profesional. “La intervención temprana puede marcar la diferencia entre convivir con el malestar o trabajar para superarlo”, aconseja la psicóloga.
te recomendamos
¿A quién afecta la distimia y por qué?
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la distimia afecta aproximadamente al 6% de la población mundial. Aunque la distimia puede afectar a cualquier persona, lo cierto es que las mujeres tenemos una mayor predisposición a desarrollar este trastorno debido a factores obviamente hormonales, sociales y psicológicos. De hecho, según el National Institute of Mental Health (NIMH), «el embarazo, el periodo de posparto, el ciclo menstrual y la menopausia se asocian con cambios físicos y hormonales que pueden provocar un episodio depresivo».
A este respecto, Victoria Orbe explica que «las expectativas sociales y las responsabilidades adicionales que muchas mujeres asumen en su día a día pueden contribuir a un estado de ánimo bajo crónico, especialmente si no cuentan con un sistema de apoyo adecuado».
Así se debe actuar ante la distimia
Existe una probabilidad demasiado alta de que los pacientes de distimia tiendan a minimizar los síntomas. Muchas veces, además, el propio entorno suele contribuir a esta normalización de los síntomas, etiquetando a la persona de melancólico, pesimista o con una personalidad depresiva. «Otras etiquetas habituales son la de gruñón, malhumorado, perezoso o vago, debido al pesimismo y a la escasa energía características de la distimia», asegura la experta.
Si sospechas que podrías tener distimia, el primer paso es buscar ayuda profesional. Un psicólogo o psiquiatra podrá evaluar tus síntomas y ofrecer un tratamiento adecuado, que generalmente incluye terapia psicológica, medicación o una combinación de ambas. “Lo más importante es ser sincero con el profesional que te esté atendiendo. Al final, los psicólogos y otros profesionales de la salud mental saben cómo detectar los síntomas y evaluar al paciente, el problema es cuando este calla información por pudor, vergüenza, inseguridad o falta de confianza hacia el profesional, que solo busca su bienestar”.
Además del tratamiento profesional, hay otras estrategias que pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo:
- Autobservación: llevar un registro de tus pensamientos y emociones puede ayudarte a identificar patrones negativos y trabajar en cambiarlos.
- Recuperar el contacto social: las relaciones personales cercanas son fundamentales para combatir el aislamiento emocional.
- Establecer rutinas saludables: no dejes de realizar actividades que disfrutes y mantén una buena rutina de ejercicio físico. Además, una alimentación equilibrada contribuye a mejorar el estado de ánimo.
- Trabajar en la autoestima: se puede empezar a mejorar la autoestima poniendo el foco en los pequeños logros diarios, apreciándolos y reforzándolos, aprendiendo a aceptarse y valorarse aun con las propias limitaciones.
Como señala Victoria Orbe, «el cambio requiere tiempo y compromiso, pero es posible romper con los hábitos mentales y conductuales que perpetúan la distimia».
te recomendamos
¿Podemos prevenir la distimia?
Prevenir la distimia puede ser complicado, ya que sus causas suelen ser multifactoriales, además de la predisposición genética, el estrés o las experiencias traumáticas. Sin embargo, existen medidas que pueden reducir el riesgo de sufrir trastorno depresivo persistente:
- Mejorar la resiliencia: aprender a manejar el estrés y las adversidades de manera constructiva mejora a corto y largo plazo nuestra salud mental y minimiza los riesgos de sufrir distimia o depresión.
- Cuidar la salud mental: es importante prestarnos atención. Identificar y tratar los primeros signos de malestar emocional puede evitar que se cronifiquen. La psicóloga Victoria Orbe subraya que «la prevención pasa también por educar sobre salud mental, para que más personas puedan reconocer los síntomas y buscar ayuda a tiempo».
- Red de apoyo: crear y mantener relaciones sociales positivas es un factor protector clave para nuestra salud mental.