¿Eso que siento es dependencia emocional de mi pareja o amor?

La búsqueda de afecto y de vinculación es algo humano, pero cuando se convierte en una obsesión o genera conductas patológicas es algo insano y poco constructivo. Analizamos las claves de esa hiperdependencia

junio 30, 2022 Escrito por Eva Gracia

Coordinadora web de Bloom. Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza. Redactora especializada en salud femenina, salud mental, estilo de vida y temas sociales. Ha colaborado en el Observatorio BLOOM sobre ITS en mujeres en España.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Las relaciones evolucionan y no son iguales a los tres meses que a los tres años. Pero es frecuente que, en algún punto de ese viaje, tengamos una suerte de “revelación” que nos lleve a preguntarnos: ¿esto que siento por mi pareja es amor o dependencia emocional?

La dependencia emocional no tiene por qué darse solo con una pareja, puede darse también, por ejemplo, con un progenitor (¿recordáis la extraña relación entre el primer marido de Charlotte, de Sexo en Nueva York, y su madre?). Pero la que se establece en el contexto amoroso es bastante frecuente y toda una señal de relación tóxica.

Si tú también te planteas la pregunta que da título a este post, has llegado al lugar adecuado para darle respuesta.

Qué es la dependencia emocional y cómo se manifiesta en las relaciones amorosas

En términos psicológicos, la dependencia emocional o afectiva llega cuando la necesidad de afecto, algo básico entre los seres humanos, pasa al siguiente nivel y se torna en adicción. Y, como adicción, comprende una serie de comportamientos, actitudes o pensamientos nocivos, desproporcionados o patológicos.

Dicho de otro modo, la dependencia emocional en la pareja se alcanza cuando una de las partes tiene la necesidad constante de recibir atención del otro o se siente continuamente “incompleta” si su novio/novia/novie (o cualquier otra etiqueta) no está cerca.

Esto termina resultando en una relación asimétrica, pues el rol de cada uno o una es desigual. Además, podría decirse que limita la libertad de ambas partes: el o la dependiente necesita constantemente la atención de su pareja y modulará su día a día para obtenerla; la otra parte, en cambio, se adaptará también para ofrecer a la otra persona lo que demanda.

En general -y aunque todas en algún momento podamos experimentar los signos de esa dependencia emocional-, se trata de una conducta que lleva a relaciones complejas, con altibajos y tortuosas. De nuevo, a una relación tóxica de la que no queremos ser parte.

¿Cuáles son las causas de la dependencia emocional? Del apego al mito de la media naranja

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Para resolver el problema es fundamental ir a la causa, no solo analizar los síntomas. Los expertos esbozan distintos orígenes para esa dependencia emocional en la pareja. ¿Los principales?

Los porqués de la dependencia emocional

  • Apego emocional inseguro, evitativo o desordenado

    Ya hablamos en este artículo sobre el concepto del apego y los tipos de apego que se generan en la infancia y se trasladan a la vida adulta. Lo idóneo es desarrollar un apego seguro, pues los otros tres constituyen un “factor de riesgo” para la dependencia emocional.

  • Baja autoestima y miedo a la soledad

    Íntimamente interrelacionados: quien tiene las cotas de amor propio por los suelos tiende a sentir que no merece ese amor que tiene, por lo que, y con el fantasma del miedo a la soledad a las espaldas, tendrá una mayor predisposición a esa dependencia.

  • Un concepto erróneo del amor

    Los clásicos dogmas del amor romántico (en los que, oh, sorpresa, las mujeres tantas veces salimos perdiendo) no ayudan. De hecho, seguirlos a pies juntillas es otra posible causa de dependencia emocional en la pareja. Creer que tener una relación con alguien implica estar siempre juntos es un ejemplo. ¿Otro? El mito de la media naranja: sin ese “otro” nos sentiremos incompletas y con la ansiedad de perder a “nuestra mitad” si la tenemos. Una bomba de relojería emocional, efectivamente. Remember! Somos naranjas, peras, limones o sandías completas, ¡que nadie nos diga lo contrario!

Así se detecta la dependencia emocional en la pareja: señales clave

Tanto si, a estas alturas, crees que has desarrollado dependencia emocional de tu pareja o que tu pareja la tiene contigo, toma nota de esos signos muy comunes en este tipo de conexiones poco recomendables:

  • La relación de pareja, por delante de todo lo demás. Es importante cuidar a quien queremos, pero priorizar a nuestra pareja por encima de todo lo demás, sean nuestros intereses personales, relaciones de amistad y familiares o incluso del trabajo, es algo que nos debe dar la señal de alerta.
  • Necesidad constante de cariño y atención. Sí, todas queremos mimos y gestos cómplices en algún momento, pero, de nuevo, si se convierte en algo obsesivo es un signo de dependencia emocional.
  • Búsqueda de contacto constante con la otra persona. Y exigencia de acceso inmediato a ella, ya sea por teléfono, por WhatsApp o por paloma mensajera.
  • Celos continuos
  • Necesidad de agradar y satisfacer todo el tiempo a esa otra persona
  • Idealización de la pareja, obsesión por ella e incluso angustia ante la separación, aunque sea de solo unas horas.
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¿Cómo hacer frente a la dependencia emocional en la pareja?

Llegar a este punto en el que se es consciente de que se tiene dependencia emocional de la pareja es ya un gran paso, así que ¡enhorabuena! Con el objetivo en mente de quitarse esa mochila, el camino hacia la meta será más sencillo.

Tratar de mejorar nuestra autoestima será una de las claves para lograrlo. Si nos queremos más, nos tratamos mejor y tomamos conciencia de que, por nosotras mismas, somos suficiente, reduciremos mucho esa sensación de necesitar constantemente a nuestra pareja.

En cualquier caso, muchas veces no podremos hacer este trabajo solas y necesitaremos la ayuda de un profesional. Un psicólogo o psicóloga con quien congeniemos nos ayudará a sentirnos autosuficientes e independientes emocionalmente para, así, tener relaciones de pareja más sanas, igualitarias y felices.

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