¿Cómo saber si tengo un trastorno alimenticio? 15 síntomas habituales de los TCA
Se esconden tras consejos healthy o rutinas de ejercicios top, pero si somos capaces de detectar que se está formando un trastorno de la alimentación, será más fácil frenarlo
Vivimos en una sociedad obsesionada con la apariencia física y los estándares de belleza. no es nada nuevo: a las mujeres siempre se nos ha exigido tener un cuerpo perfecto no matter what. En este sentido, Internet y las redes sociales -a pesar de cumplir un valioso papel como entretenimiento, acceso a información valiosa y conexión con profesionales, por ejemplo- funcionan a menudo como un altavoz tan sutil como peligroso para desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). De hecho, a veces ambas facetas pueden coincidir.
Es el caso del chatbot que con toda su buena intención creó la National Eating Disorders Association, una organización estadounidense sin ánimo de lucro que tiene como objetivo apoyar a las personas que padecen o han padecido un TCA. Esta inteligencia artificial tenía una misión body positive, pero, sin embargo, proponía consejos como contar las calorías, realizar déficit calórico o pesarse y medirse semanalmente. Vamos, que en lugar de ayudar era la puerta de entrada a un trastorno de la alimentación.
Este chatbot, al que llamaron Tessa, ya está suspendido, pero nos ha servido para preguntarnos si seríamos capaces de identificar, entre tantos tips y rutinas aparentemente saludables, si estamos preparadas para detectar un incipiente TCA o que es el momento de pedir ayuda.
Por qué se dan los TCA
Los trastornos de la alimentación afectan a la relación de la persona que lo padece con la comida y la imagen corporal. Su origen es multifactorial: pueden surgir de una combinación de factores genéticos, psicológicos, sociales y culturales. Cualquier persona, independientemente de su edad, género o estatus socioeconómico, puede verse afectada por un trastorno alimenticio. No obstante, existen más posibilidades de desarrollar un TCA en mujeres jóvenes.
Existen varios factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos. Echemos un vistazo a algunos de ellos:
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Factores individuales
Aquí entrarían los antecedentes familiares, algunos rasgos psicológicos como la autoexigencia, la necesidad de control o la ansiedad, tener la autoestima baja o padecer dismorfia corporal.
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El entorno
Relaciones familiares inestables con vínculos poco seguros, ambiente sobreprotector o eventos traumáticos, como la pérdida de un ser querido.
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Factores sociales o culturales
Tienen mucho que ver con el modelo de belleza imperante que consumimos a través de los medios de comunicación, la publicidad, la ficción…
Síntomas de un TCA
A continuación listamos algunas pistas habituales en los TCA pero, ojo: no se consideran criterios diagnósticos ni confirman el trastorno. Para ello es esencial la evaluación de un profesional de la salud mental. Sirvan por tanto como indicios si los sientes en tu propia piel, o como un rastro si tienes a alguien “bajo sospecha”.
Atención a estas señales de alerta:
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Constante preocupación por la comida: tus recetas siempre llevan el apellido healthy, light o low carb, tienes una lista de alimentos no permitidos (aunque sea mental), estás pendiente de información nutricional que utilizas para restringir tu alimentación.
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Te conoces todas las dietas, por muy hardcore que sean, independientemente de si tienen base científica o no.
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Sentimiento de culpa después de comer. Incluso como para provocar el vómito.
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Conductas inusuales en la mesa: comer muy rápido o muy lento, masticar mucho, utilizar platos pequeños para comer menos cantidad.
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Aislamiento social: prefieres no compartir comidas o cenas con nadie para no sentirte juzgada por lo que comes o presionada para comer.
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Atracones. Seguidos -o no- de vómitos.
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Obsesión con la báscula: pesarse cada día, ponerse metas poco realistas.
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Uso de laxantes y diuréticos.
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Actividad física excesiva, o a modo de compensación.
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Percepción distorsionada del cuerpo.
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No utilizar ciertas ropas (ajustadas, manga o pantalón corto, con estampados…).
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Deterioro del rendimiento en los estudios o el trabajo.
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Irritabilidad, agresividad, ansiedad, tristeza o la maravillosa mezcla de todas ellas.
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Mentir o poner excusas sobre todo lo anterior a tu entorno.
Aquí tienes 15 indicios para saber si estamos ante un caso de anorexia o bulimia, por ejemplo. Si te representan al menos la mitad de estas afirmaciones, es posible que necesites compartir tus sensaciones con una persona especializada para que te ayude. Si has hecho pleno, con más razón.