¿Qué son los ‘fat suits’? Una mirada a la gordofobia (sobre mujeres) en la ficción

La representación cultural de las personas gordas está atravesada por el fatshaming en un contexto donde el 90% de trastornos alimentarios afectan a mujeres

marzo 13, 2023 Escrito por Ana Rojas

Investigación social y análisis de datos. En Bloom escribo sobre género, derechos y salud.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

“Prefería morirse a estar gorda”. Así describía la youtuber Andrea Compton el papel de Amy Adams en la popular serie ‘Smallville’. Adams interpreta a Jodi, una joven acosada en el instituto por su sobrepeso que decide acudir al batido de kriptonita para adelgazar aunque sea tremendamente perjudicial para ella misma.

En la serie, de la misma forma que otras actrices que han tenido que representar a mujeres gordas, Adams es ataviada con un fat suit (literalmente “traje gordo”), un atuendo construido a base de prótesis que pretenden simular grasa corporal de una forma generalmente exagerada. Este recurso se acompaña a menudo de un guión que termina reduciendo la trama del personaje a su propio peso, una situación especialmente visible si hablamos de mujeres.

Es por eso que Compton, que ya había señalado anteriormente la gordofobia detrás de los fat suits, acudió a la pasada gala de los Premios Ídolo con un traje que rezaba “Esto no es un fat suit, es mi cuerpo”.

Ya que hemos comenzado la semana con la gala de los Premios Oscar y Brendan Fraser se ha llevado la estatuilla por ‘The Wale’, es un buen momento para hablar de un tema que siempre ha estado ahí aunque poco se haya comentado: la gordofobia en la ficción. Sobre todo en lo que respecta a mujeres. 

Los fat suits (literalmente «trajes gordos») son atuendos comúnmente utilizados para representar a actrices gordas. Consisten en una serie de prótesis que pretenden simular la grasa corporal de manera generalmente exagerada e incluso satírica.

Mujeres, fat suits y la fat funny girl 

Si pensamos en fat suits, probablemente Monica Geller de ‘Friends’ sea de los primeros personajes femeninos que se nos vengan a la cabeza, ya que además encarna a la perfección el rol de la llamada fat funny girl, muy recurrente a la hora de representar a mujeres gordas en la ficción. La fat funny girl, o sea, la chica cuyo personaje se basa en ser primero gorda y luego graciosa, representa un papel secundario que se desarrolla paralelamente al de la “chica guapa” o el “chico guapo” y cuya relación con los mismos está marcada por la admiración ajena y el desprecio propio.

Podemos observar este patrón claramente en los flashbacks a la adolescencia de Monica: sus gestos se vuelven más exagerados y torpes, se comunica a través de una voz chillona. Pasa, en definitiva, a convertirse en una parodia de sí misma y a hablar casi exclusivamente de comida. “Monica, ¿podrías comerte estos pasteles que no nos caben en la nevera?”, le preguntan sus padres mientras le extienden dos grandes fuentes de la cena de Acción de Gracias. Su papel al lado de una joven Rachel Green es más bien secundario hasta que decide adelgazar tras escuchar las descalificaciones gordófobas de un también joven Chandler Bing.

En definitiva, las fat funny girls son personajes que oxigenan el guión con sus chistes, a menudo sobre sí mismas, que están ahí para apoyar a su amiga más guapa y más inteligente y que interiorizan y normalizan un grado nada desdeñable de actitudes gordófobas. A menudo su representación también pone en el punto de mira cuestiones como la poca higiene o el descontrol con la comida, entre otras conductas estigmatizadoras. Actrices como Rebel Wilson en ‘Dando la Nota’ o Melissa McArthy en ‘La boda de mi mejor amiga’ son ejemplos claros de esto.

“Cuando se presenta a  personajes gordos con elementos desagradables, queda asociada esa gordura a emociones desagradables”, indica Denisa Paraje, psicóloga sanitaria. “Cuando la representación de cuerpos gordos es minoritaria, relegada a personajes desgraciados o definidos principalmente por ser gordos, y además asociados al rechazo amoroso, conductas dañinas, insatisfacción vital, poca higiene, sudor, descontrol con la comida… termina generando en los espectadores reglas: gordo igual a rechazo .Y la gordura adquiere la capacidad de generarnos asco, ansiedad, miedo…”, añade. 

gordofobia fat suits

Sin embargo, Friends no es ni mucho menos la única serie en la que la gordofobia se convierte en un recurso humorístico. Lo vemos también en otras películas y series de la primera década de los 2000 (una época que además era complicada en cuanto a cánones y delgadez con el legado del heroin chic style noventero) como ‘The 70s Show’, con Mila Kunis; ‘Hot in Cleveland’ con Wendie Malick; ‘Date Movie’ con Alyson Hannigan, o la popular ‘Amor Ciego’, donde Gwyneth Paltrow interpreta a una -bastante- humillada Rosemary, la primera chica gorda que sale con Hal Larson (Jack Black), aunque únicamente porque este la ve delgada en su cabeza. “Fue un desastre”, llega a admitir Paltrow al recordar el filme. 

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«Cuando la representación de cuerpos gordos es minoritaria, relegada a personajes desgraciados o definidos principalmente por ser gordos, y además asociados al rechazo amoroso, conductas dañinas, insatisfacción vital, poca higiene, sudor, descontrol con la comida… termina generando en los espectadores reglas: gordo igual a rechazo».

Denisa Praje, psicóloga sanitaria
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Existen otros ejemplos sonados y recientes de personajes femeninos cuya representación se encuentra atravesada por sus fat suits, como Sarah Paulson en ‘American Crime Story: Impeachment’, Debby Ryan en ‘Insatiable’, o Renée Zellweger en ‘The Thing About Pam’. De hecho, Paulson reconoció en una entrevista la polémica alrededor del uso de fat suits. “La gordofobia es real y hacer como si no causa aún más daño. Es una conversación muy importante que hay que tener”, indica la actriz. 

La gordofobia en las películas y series españolas no se queda atrás, pero es cierto que el fat suit no es un recurso tan frecuente. El ejemplo más claro y reciente quizá sea Miren Ibarguren interpretando a Yolanda Morcillo en ‘La que se avecina’, quien también recibió un aluvión de críticas. “Entiendo que a la gente le molesten ciertas cosas de la ficción y están en su derecho de quejarse. Desde luego, la intención de la serie nunca ha sido la de hacer daño a nadie”, declaró la actriz en una entrevista con Cinemanía.

“La gordofobia es real y hacer como si no causa aún más daño. Es una conversación muy importante que hay que tener”, señaló Sarah Paulson a raíz de la polémica generada por el uso de fat suits para representar a personas gordas.

No solo fat suits: gordofobia, representatividad y trastornos alimentarios 

La representación de personajes femeninos delgados es hasta tres veces mayor que la de personajes masculinos. Una presión estética mayor en la juventud, pues más de la mitad de las chicas adolescentes en pantalla son “delgadas o extremadamente delgadas”. Así lo expone un estudio que analiza las 100 películas más taquilleras de 2016. En el mismo se recoge que el 54,8% de las jóvenes de 13 a 20 años que aparecían en pantalla eran “delgadas”, frente al 42,4% de las de 21 a 39 años y el 18,6% de las de 40 a 64 años que lo eran. 

Se estima que la representación de personajes femeninos delgados es el triple que la de personajes masculinos y más de la mitad de las chicas adolescentes en pantalla son “delgadas o extremadamente delgadas”, de acuerdo con un estudio de la Media, Diversity and Social Change Initiative de la Universidad del Sur de California

 “Aprendemos a través de referentes y de asociaciones de elementos. Cuando no vemos personas gordas como protagonistas o como personajes más allá de su condición ‘gorda’ y cuando la mayoría de personajes de ficción tienen un mismo tipo de cuerpo, aprendemos lo que es normal y que todo lo demás no”, indica Praje. Cabe destacar que de los 33 personajes humanos presentes en esas 100 películas, solo 4 de ellos vestían más de una talla 40. Además, la diversidad de género también es un reto pendiente: solo el 34% de ellas incluían a mujeres como protagonistas o coprotagonistas.

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Es importante recalcar que la gordofobia presente en la industria del espectáculo afecta especialmente a las mujeres gordas, pero también al resto de mujeres. Actrices como Jennifer Lawrence, de ‘El lado bueno de las cosas’; Shannon Purser, de ‘Stranger Things’, o Chloe Grace Moretz, de ‘500 days of Summer’, también han criticado la gordofobia presente en Hollywood

Una problemática que también hemos podido ver en la ficción española -el ejemplo más reciente, Berta Vázquez en los premios Goya- y que ha sido denunciada por diversas actrices como Itziar Castro o Carlota Pereda. A este respecto, la artista y activista Mara Jiménez también quiso aprovechar la gala de los Premios Ídolo para mandar un mensaje con su vestido, en el que se podía leer calificativos como “ballena” o “gorda”.

Esta cuestión es especialmente grave si tenemos en cuenta cómo se traslada la ficción al imaginario social. Existen estudios que demuestran la relación entre diversidad corporal en la cultura y la autopercepción, como esta investigación del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham que muestra cómo ver imágenes de mujeres de diferentes tallas hace que las participantes se sientan más cómodas con su propio cuerpo.

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«Aprendemos a través de referentes y de asociaciones de elementos. Cuando no vemos personas gordas como protagonistas o como personajes más allá de su condición ‘gorda’ y cuando la mayoría de personajes de ficción tienen un mismo tipo de cuerpo, aprendemos lo que es normal y que todo lo demás no».

Denisa Praje, psicóloga sanitaria
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En este sentido, si hablamos de los problemas respecto a la imagen propia y dismorfia corporal, también debemos hablar de trastornos alimentarios. El 90% de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCAs) afectan a mujeres, de acuerdo con la Asociación para la Liberación de la Anorexia y la Bulimia en Tenerife. De acuerdo con Praje, esta abismal brecha de género tiene que ver con lo que implica ser mujer en la sociedad actual.

“Aprendemos que ser mujer tiene que ver con el control de los apetitos, con la feminidad y todo a lo que está asociado: ser fina, más pequeña que el hombre, delgada…, estar siempre presentable, ser complaciente ante la mirada de los demás y, sobre todo, ser guapa. Se nos castiga más cuando nuestra figura se sale de lo deseable: «Has cogido unos kilitos, hay que ponerse con la operación bikini, eh…» y también se nos aplaude más cuando nuestra figura se acerca a los cánones: «¡Qué guapa, has adelgazado!»», concluye la experta.

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