‘Ley del hielo’ o cuando tu pareja te ignora e invalida tus emociones
Es una situación tristemente común en las relaciones de pareja que puede manifestarse de diferentes maneras
Te pongo en contexto: estás con tu pareja y, de repente, sucede algo que le molesta. En lugar de hablarlo, opta por utilizar un arma tan poderosa como destructiva: el silencio. ¿Te suena? Esta actitud, conocida como ‘ley del hielo’, tiene que ver con una forma muy sibilina de castigar a la otra persona. Es más habitual de lo que debería y no se vive solo en pareja: esta violencia sigilosa también se da en entornos de amigas y amigos y, por supuesto, en la familia. Partimos de la base de que es una forma de maltrato psicológico para explicarte en qué consiste.
Ley del hielo: sí, es abuso psicológico
La ‘ley del hielo’ es una forma de abuso que utiliza el silencio como castigo. Puede manifestarse de diferentes maneras, desde ignorar a la otra persona hasta invalidar sus emociones.
Según el gabinete de psicología Awen, “se trata de un método de abuso psicológico camuflado que reúne diferentes acciones para ignorar a alguien. […] Este tipo de violencia es capaz de desmotivar, desgastar y frustrar a la persona sobre la que recae”.
Como maltrato, no siempre es difícil de localizar: ¿cómo va a ser dañino un silencio? No, no es un golpe físico, ni un insulto, pero eso no lo hace menos perjudicial. De hecho, precisamente al presentarse como algo “aparentemente inofensivo”, solemos tardar tiempo en darnos cuenta de qué está pasando y cómo con ese comportamiento nos están manipulando y, sí, maltratando.
Aunque se da en relaciones de pareja, no es el único ámbito donde una persona puede optar por utilizar el silencio como arma arrojadiza. También en la familia, o entre amigas o amigos, se dan este tipo de actitudes. Bajo la simulada disculpa de querer evitar conflictos, se esconde una técnica de manipulación pasivo-agresiva capaz de consumir a cualquiera.
Comportamientos heladores
Como te decíamos, no hay una única forma de expresar la ley del hielo. Se basa en el silencio, sí, pero se puede manifestar de muchas maneras. Toma nota de algunas y ojo si te resuenan:
-
Tú hablas y la otra persona finge que no te escucha. Es como si no estuvieras.
-
Hablas y responde con monosílabos -en persona o por whatsapp-, dando a entender que ha cambiado la actitud hacia ti porque algo le molesta.
-
Evita el contacto físico. Actúa como si, de repente, tú fueras invisible.
-
Insistes en preguntar qué está pasando para poder tener esa conversación adulta y funcional, pero la respuesta es que no hay ningún problema.
-
Ignora tus mensajes o llamadas, o decide contestar después de un tiempo. ¿Te acuerdas cuando hablamos de ghosting? Pues algo similar.
-
No presta atención a tus necesidades y preocupaciones, o directamente las invalida.
Efectos de quien sufre la ley de hielo
Cuando hay un conflicto, pero no sabemos bien a qué se debe, qué está sintiendo el otro o, peor aún, qué ha pasado porque tú no eres consciente de haber hecho nada, surge la incertidumbre. Ante esa sensación de no saber y no poder obtener respuestas, es fácil acabar presentando cuadros de ansiedad, recurriendo a la culpa o al miedo y sintiendo mucha tristeza.
A pesar de ser silenciosa, la tensión está ahí: tú sabes que algo sucede, pero no sabes el qué y eso te hace sentir responsable de que la otra persona no tenga la suficiente madurez emocional para hablar las cosas.
Cuando alguien recurre a la ley de hielo en lugar de resolver los posibles problemas, no solo provoca que esos conflictos se queden ocultos sin solucionar, sino que sienta un precedente con respecto a dificultades en el futuro.
Qué hacer si mi pareja aplica la ley del hielo
Como se suele decir, reconocer que existe este problema es ya un primer paso. Muchas veces estas conductas pasan desapercibidas, las normalizamos y aceptamos el castigo como si lo mereciéramos. Es hora de grabarnos a fuego que absolutamente nadie tiene derecho a castigarnos, mucho menos alguien que supuestamente nos quiere.
Aunque ante actitudes así lo mejor es salir huyendo, somos conscientes de que no se puede escapar tan fácilmente de este tipo de relaciones y que, normalmente, no queremos sacar de nuestra vida a esa persona, simplemente que nos trate bien, que deje de lado estas conductas. Sin embargo, amiga bloomer, por desesperanzador que parezca: no podemos cambiar a nadie, excepto a nosotras mismas.
Así que, si somos víctimas de esta fría ley, podemos:
-
Conservar la calma y tratarnos con compasión
La culpa o el miedo afloran con facilidad cuando nuestra autoestima está destruida. No somos perfectas: cometemos errores, ¡tenemos derecho a hacerlo! Una actitud pasivo-agresiva como esta, sin embargo, no es constructiva.
-
No sobrepensar
Cuando buscamos respuestas a veces nos convertimos en nuestras peores enemigas. De eso va también este maltrato.
-
Da un paso adelante para romper con esta forma de relacionarte con esa persona
Intenta expresar que te incomoda no hablar las cosas, que preferirías saber el motivo y si hay manera de solucionarlo de manera conjunta. Cada uno necesita sus tiempos para tratar los conflictos, pero lo ideal es que ambas personas estén en la misma situación y no una esperando a que la otra decida mover ficha.
-
No somos educadoras de nadie
Pero, si tenemos la suficiente confianza e intuimos buena predisposición, podemos hablar abiertamente con mucho tacto de su falta de gestión emocional y recomendar, quizá, comenzar a hacer terapia.
-
Terapia para todas
Las relaciones donde impera la ley del hielo de una forma constante en el tiempo pueden acabar por destruir nuestra autoestima. Tenemos que tener cuidado con eso, porque es la puerta de entrada a cosas “más graves”. Si te sientes mal contigo misma, ¡déjate acompañar por una profesional!