Objetivo ‘comer saludable en Navidad’: cómo evitar los excesos y disfrutar sin culpa
Son días para reunirse con la familia y amigas, casi siempre en torno a una mesa. ¿Es posible tener una relación sana con la comida en estas fiestas? Por supuesto: te contamos cómo
La Navidad está repleta de cosas que nos encantan: reencuentros con amigas, celebraciones en familia (pese a comentarios desafortunados), mantita y peli, descanso y, sí, comida. Mucha comida. Es normal que, cuando se acercan estas fechas, algunos pensamientos intrusivos nos acechen, sobre todo teniendo en cuenta que, como mujeres, lo que comemos y cómo puede influir eso en nuestro cuerpo parece estar siempre en el punto de mira. Lo que parece ser una inocente comida de Navidad puede convertirse en un verdadero festín de opiniones no solicitadas y de culpa, pero también de malestar e hinchazón.
Nos gustaría que estas fiestas fueran, de verdad, para que todas disfrutemos y que la comida, lejos de ser un punto conflictivo, sea solo un ingrediente más para pasar unos días de disfrute. Sabemos que es difícil (sobre todo en algunos casos), por lo que le hemos pedido ayuda a Cristina Barrous, técnico en nutrición y mentora nutricional, además de colaboradora habitual de Bloom, para que nos dé algunos consejos sobre cómo podemos enfrentarnos a las citas alrededor de la mesa estas fiestas para que la comida sea un punto de disfrute y no una fuente de culpa y malestar.
Sin excesos, sin culpas
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Lo primero que tenemos que tener claro es que lo que hagamos 3 días del año no significa nada en nuestras vidas. Es decir, si normalmente llevamos una dieta saludable, con gran presencia de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres y con poco espacio para ultraprocesados y grasas saturadas, hacer un exceso en las comidas y cenas clave (que no son más de 6, en realidad) no tiene influencia en nosotras, porque lo que cuenta es nuestro hábito, nuestro día a día.
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En este sentido, según apunta Barrous, es fundamental que evitemos restricciones o compensaciones peligrosas como ayunos, batidos que sustituyen comidas o sesiones infinitas de cardio. Lo esencial es tener hábitos saludables y una relación sana con la alimentación.
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Más allá de las celebraciones clave, lo mejor que podemos hacer para no tener sensación de pesadez ni sentirnos inflamadas es mantener la normalidad de nuestra alimentación.
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Lo mismo ocurre con el alcohol. Está bien brindar y tomarse algo en las celebraciones (igual que está bien no querer hacerlo), pero tenemos que intentar limitar el consumo de bebidas alcohólicas a estos momentos. Recuerda que el alcohol nos afecta a nivel físico, pero también emocional.
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Comida especial no significa comida poco saludable. Se trata de compartir alimentos que igual el resto del año no están en nuestro plato, pero eso no supone necesariamente que tengan que ser malos para la salud. Por ejemplo, si podemos elegir, es mejor adquirir dulces artesanales en una pastelería en lugar de los ultraprocesados. O incluso buscar recetas saludables y hacerlos nosotras mismas en casa. También puede ser un momento bonito para compartir en familia.
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Fuera ansiedad. Disfrutar de la comida significa también comer de manera consciente, pausada, paladeando esos sabores especiales.
Menú navideño saludable, ¡toma nota!
Al hilo de lo que nos comentaba Barrous sobre intentar elegir opciones saludables y caseras, nos propone también este ejemplo de menú, ligero, pero sabroso, para evitar estar hinchadas y, sobre todo, para consumir alimentos nutritivos.
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Crema de gambones como entrante
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Merluza en salsa verde como plato principal
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Peras rellenas de gorgonzola de postre
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Por último, no queremos desaprovechar esta ocasión para reiterar la importancia de los comentarios sobre lo que comen otras personas o su aspecto físico. Es un buen momento para reencontrarse y hacer comentarios constructivos, evitar todas las referencias a subidas o bajas de peso y a dietas posteriores compensatorias. Recordemos que no sabemos las batallas que están lidiando nuestras compañeras de mesa: seamos amables y respetuosas.