Tanorexia o cuando tomar el sol y verse bronceada se convierte en una obsesión
La exposición al sol de forma obsesiva para conseguir más bronceado se denomina tanorexia y conlleva un riesgo elevado para la salud. Te contamos más.
Casi todas nos vemos más favorecidas en verano con el color un poco subido en la piel, a pesar de que sabemos que el bronceado saludable no existe, pero cuando estar morena se convierte en una obsesión, estamos hablando de palabras mayores.
Las personas que sienten la necesidad imperiosa de estar bronceadas y nunca tienen la sensación de haber atrapado los suficientes rayos de sol en su piel, podrían estar padeciendo una enfermedad que se llama tanorexia.
Te explicamos en qué consiste la tanorexia, cuáles son sus síntomas y qué consecuencias trae para la salud a corto y largo plazo.
La tanorexia, bajo lupa
¿Qué es la tanorexia?
La tanorexia es la obsesión por estar morenas. Las personas que padecen este síndrome no son capaces de poner límite a su exposición al sol o a los rayos UVA artificiales porque nunca se ven lo suficientemente bronceadas y esa obsesión tiene unas consecuencias graves para la salud física y mental.
Es una enfermedad mental que afecta a la distorsión de la percepción del cuerpo, de la misma manera que ocurre con otros problemas como la anorexia, la vigorexia o la bulimia, por ejemplo, cuando lo que refleja el espejo no se corresponde con la realidad y eso se convierte en una obsesión difícil de manejar. Normalmente, este tipo de enfermedades suelen ser consecuencia de algún problema de autoestima o dificultades de integración social.
La exposición solar, además, libera endorfinas, como el deporte, y las personas tanoréxicas se enganchan a los baños de sol, no solo por la obsesión de verse más morenas, sino por el buen rollo y subidón de endorfinas que les genera el impacto de la radiación social. Así, el sol se transforma en una especie de droga de la que no resulta sencillo desvincularse.
Se calcula que un 1% de la población sufre este trastorno, y la mayoría de las veces afecta a mujeres de todos los rangos de edad, aunque las mujeres jóvenes tienden a ser más vulnerables a este tipo de problemas relacionados con la autoestima y la falta de aceptación.
¿Cuáles son los síntomas de la tanorexia?
Independientemente de las causas que origine esta obsesión por tomar el sol, la tanorexia suele dejar una serie de síntomas físicos y psicológicos bastante evidentes.
- Distorsión de la realidad al ver su piel siempre menos bronceada de lo que está
- Irritabilidad, tristeza o ansiedad por no poder tomar el sol lo suficiente
- Síndrome de abstinencia similar al que provocan las drogas
- Piel demasiado bronceada incluso quemada
- Arrugas
- Manchas
- Engrosamiento cutáneo en las zonas expuestas al sol
- Visible envejecimiento de la piel
Se calcula que un 1% de la población sufre este trastorno, y la mayoría de las veces afecta a mujeres de todos los rangos de edad
Riesgos de la tanorexia
La tanorexia no es inofensiva, de hecho, esta patología conlleva serios riesgos para la salud y es fundamental que, una vez diagnosticada, sea tratada correctamente por especialistas en dermatología y en salud mental.
Riesgos de la tanorexia:
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Daños cutáneos evidentes
Quemaduras, arrugas, manchas, piel cuarteada y envejecimiento prematuro de la piel.
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Problemas de salud a largo plazo
Posibilidad seria de desarrollar alergias, melanoma o cáncer de piel así como otras alteraciones inmunológicas por la radiación solar.
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Patologías psicológicas
Estrés, ansiedad, depresión y conductas obsesivas y distorsión de la imagen corporal.
Así se trata la tanorexia
La tanorexia afecta peligrosamente a la piel, pero es una adicción, es decir, un trastorno mental y, como tal debe ser tratada por un especialista.
De la misma manera que ocurre con otras dismorfofobias en las que la percepción del propio cuerpo está distorsionada como la anorexia o la vigorexia, en el caso de la tanorexia, el tratamiento psicológico estará basado en conseguir mejorar la percepción del cuerpo, trabajar la autoestima y disminuir la ansiedad y la conducta compulsiva por broncearse.
En cuanto a los cuidados cutáneos, es fundamental acudir a un dermatólogo para que pueda evaluar minuciosamente los daños ocasionados en la piel y determine el tratamiento adecuado en cada circunstancia, sobre todo para evitar que se desencadene un cáncer de piel.