¿Cómo debería ser el flujo vaginal normal en la menopausia?
El aspecto y la cantidad del flujo vaginal cambia durante la menopausia. Te ayudamos a identificar si tu flujo es normal.
A estas alturas, ya sabemos que nuestro flujo vaginal es muy cambiante y que su aspecto, densidad, volumen y olor pueden ser chivatos muy claros de que algo está pasando ahí abajo.
Debes tener en cuenta que, con el final de la vida fértil y la llegada de la menopausia, el flujo vaginal tiende a disminuir de manera general y la vagina se vuelve mucho más seca. Sin embargo, el flujo que aún persiste en nuestra vagina también puede cambiar de color, densidad, textura y olor como síntoma de algún problema de salud más o menos grave.
Flujo marrón, verde, blanco, rosa o amarillo: aprendemos a interpretar nuestro flujo menstrual también en la menopausia.
te recomendamos
Así es el flujo vaginal en la menopausia
El flujo es una secreción compuesta por líquido y células que sale por nuestra vagina desde la pubertad hasta la postmenopausia. Es fundamental para mantener la salud de los tejidos vaginales, pero también una barrera eficaz contra las infecciones durante todas las etapas de nuestra vida.
Según explica el Instituto de la Menopausia, uno de los síntomas más habituales de los cambios hormonales en la menopausia es la disminución del flujo o sequedad vaginal, algo que, sumado a otros cambios en la zona, da origen a frecuentes problemas vaginales en esta etapa que van desde la dispareunia, o el dolor al mantener relaciones sexuales, hasta la atrofia vaginal o el aumento del riesgo de contraer infecciones.
¿Cómo es el flujo vaginal normal en la menopausia? En la mayoría de las mujeres, el flujo vaginal es mucho más escaso y más líquido en la menopausia que en el resto de su vida fértil, por eso es más que habitual sufrir sequedad vaginal en la menopausia. Los estrógenos son los principales responsables de que se produzca, de forma paulatina, la pérdida de lubricación en la perimenopausia y en la menopausia y es normal asumir que nuestro flujo va cambiando según nos acercamos a esta etapa.
Ahora bien, aunque el flujo disminuye cuando termina la vida fértil de nuestros ovarios, no desaparece del todo y también puede cambiar momentáneamente de densidad, color y olor durante la menopausia. Es muy habitual que los cambios del flujo vaginal vengan acompañados de irritación o enrojecimiento, molestias, escozor o picor a la hora de hacer pis y también dolores durante las relaciones sexuales.
Presta atención frecuentemente a tu flujo vaginal al limpiarte con el papel higiénico en el baño. Aprender a observar estos cambios, sobre todo si son repentinos, puede alertarnos sobre posibles problemas de salud como la vaginitis atrófica, infecciones vaginales o en las vías urinarias altas o bajas o bien infecciones de transmisión sexual (ITS).
¿Qué pasa si tu flujo cambia de aspecto y olor en la menopausia?
La menopausia trae consigo tantos efectos que a todas nos cuesta diferenciar lo que es normal y lo que no, por eso, ante cualquier cambio significativo, lo más conveniente es pedir consulta con tu médico especialista en ginecología para aclarar las dudas y optar por el tratamiento adecuado para cada problema y descartar cuestiones de mayor relevancia.
Aunque cada mujer es un mundo, sabemos que entra dentro de lo habitual que disminuya notablemente la cantidad de flujo cuando entramos en la perimenopausia y la menopausia por el descenso en la producción de estrógenos por parte de los ovarios. Hasta ahí, todo ok. ¿Pero… qué pasa cuándo empezamos a detectar cambios de volumen, densidad, olor y, sobre todo, color en la menopausia? Pues que estos cambios suelen responder a una alteración hormonal significativa o a un problema, más o menos grave, en el aparato reproductor o urinario. Además, los cambios del flujo vaginal van a menudo acompañados de otras molestias en la zona como dolor, picor, ardor o escozor.
Color del flujo en la menopausia
Flujo blanco en la menopausia
El flujo transparente y ligeramente blanquecino o leucorrea es el normal desde la pubertad hasta el climaterio. Muchas mujeres siguen teniendo este tipo de flujo en la menopausia, aunque mucho menos abundante y con una densidad menor. Si estás en la menopausia y notas durante días un incremento de flujo blanco que te llama la atención y, sobre todo, si huele mal o cambia de densidad y viene acompañado de otros síntomas -como picores o molestias en la zona-, podría responder a una candidiasis vaginal, una vaginitis infecciosa o una atrofia vaginal.
te recomendamos
Flujo rosa
El flujo vaginal adquiere un color rosa o rosáceo cuando contiene sangre, por eso, no sería raro que en la perimenopausia o en la primera etapa de la menopausia el flujo rosa corresponda a cambios hormonales, o a algún resto de tejido.
Observa si el flujo rosa dura varios días y si notas además otros síntomas molestos y poco habituales. En ese caso, es momento de acudir a tu gine.
Flujo marrón
Es la versión avanzada del flujo rosa. El flujo marrón en la menopausia contiene sangre o tejido. Puede deberse a algún resquicio de menstruación pero, una vez que la regla ha desaparecido para siempre (aproximadamente 12 meses sin regla), ya dejaría de ser normal tener flujo con sangre en la menopausia.
El flujo marrón puede ser respuesta a los cambios hormonales, pero atención si se prolonga en el tiempo y coincide con otros síntomas como dolores o fiebre, porque puede ser indicativo de alguna ITS como la gonorrea o el herpes vaginal.
Flujo amarillo
El flujo ligeramente amarillento entra dentro de lo normal, pero el flujo amarillo fuerte en la menopausia es un claro indicativo de que existe infección causada por una bacteria o por una ITS. En la menopausia, este tipo de flujo suele ser bastante escandaloso porque tiene una consistencia y un olor fuerte y desagradable.
Flujo verde
Si notas tu flujo algo verdoso y no existen otros síntomas en paralelo, no tienes por qué preocuparte, pero el flujo vaginal verde intenso en la menopausia podría indicar que existe ITS, vulvovaginitis o algún tipo de infección que debe ser tratada.
En la menopausia, más que nunca, hay que mimar nuestra vagina y nuestra vulva porque está más sensible y vulnerable. Esmérate en una correcta higiene de la zona y en garantizarte una buena protección frente a las infecciones. No dudes en acudir a tu médico ante cualquier sospecha de cambio en el flujo vaginal y, sobre todo, si notas síntomas incómodos en la zona durante la perimenopausia o la menopausia.