Sequedad vaginal: te contamos qué es, por qué aparece y cómo ponerle remedio

Es fácil de identificar… y de tratar. Descubre con nosotras sus principales causas y cómo hacerle frente.

mayo 25, 2022 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

Se suele asociar con la menopausia y, cómo no, silenciar. Pero lo cierto es que la sequedad vaginal afecta a muchas mujeres de todas las edades y se produce por causas que no son únicamente físicas. Sus consecuencias van más allá de incomodar las relaciones sexuales, pero no todo son malas noticias: se puede tratar. Te contamos todo lo que tienes que saber para identificarla y ponerle remedio.

¿Qué es la sequedad vaginal? Un poco de teoría…

La vagina está recubierta por una mucosa que tiene su propio flujo vaginal para hidratar la zona y hacer de barrera contra las infecciones. Ese flujo no es constante, sino que varía a lo largo del ciclo menstrual y cambia en según qué situaciones, dando lugar, por ejemplo, al flujo marrón. Cuando hay una alteración hormonal, física o psicológica, esa mucosa deja de estar hidratada como siempre y la vagina se reseca. 

Pero, ¿por qué se produce la sequedad vaginal?

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La sequedad vaginal está muy relacionada con nuestras amigas las hormonas. Los estrógenos son quienes se encargan de mantener el flujo vaginal en perfectas condiciones y de conservar el recubrimiento de la vagina bien hidratado. Por eso, aquellas situaciones en las que los niveles hormonales se desequilibran -como la menopausia, el embarazo o los periodos de estrés– pueden afectar también a la hidratación de la vagina.

Sin embargo, no es la única causa. La sequedad vaginal también puede deberse al uso de geles o lubricantes que no respeten el pH de la vagina, a las duchas vaginales e incluso a algunos tipos de ropa interior. Algunos medicamentos y tratamientos, como la píldora anticonceptiva o la quimioterapia, también pueden afectar a la hidratación íntima. 

Los principales síntomas de la sequedad vaginal

Uno de los síntomas más claros es la falta de lubricación en las relaciones sexuales: si la vagina no es capaz de lubricarse, algunas prácticas como la penetración pueden ser realmente molestas.

Pero esta no es la única señal que nos envía el cuerpo: es habitual que la sequedad vaginal provoque picazón en el ano y vulva, ardores y comezón tanto en la parte externa de la vagina como en su interior. 

Sequedad vaginal y embarazo 

Durante el embarazo, el cuerpo sufre una transformación brutal. El baile de hormonas que sucede durante esos meses puede provocar sequedad vaginal y prolongarse hasta después del parto. Además de ser muy molesta de cara a tener relaciones sexuales, lo cierto es que esta bajada de estrógenos puede ser un verdadero problema, ya que aumenta el riesgo de padecer infecciones. 

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Sequedad vaginal y menopausia 

La sequedad vaginal es uno de los síntomas top en la menopausia. Si a lo largo de la vida fértil más de la mitad de las mujeres tenemos este problema alguna vez, cuando llegamos a la menopausia las cifras se disparan. En este periodo, las hormonas están más juguetonas que nunca y es muy importante prestar atención a los cambios que se dan para poner solución: nada de tabúes ni de sufrir en silencio

Remedios para la sequedad vaginal, ¡toma nota!

Como te veníamos diciendo, la sequedad vaginal se puede tratar. No hace falta llevar este problema con resignación ni mucho menos sentir vergüenza o renunciar a cosas que nos gustan, como el sexo, por haber perdido la hidratación en esta zona. 

  • Cremas y geles hidratantes

    Es la solución más obvia, pero, ¡cuidado! No vale cualquiera. Tenemos que ser muy cautas a la hora de elegir lo que vamos a darle a nuestra vagina, ya que podríamos dañarla más. Huye de geles frutales y súper aromatizados y apuesta por aquellos que sean respetuosos con el pH de la vagina. 

  • Evita jabones agresivos y no te pases con la higiene

    ¿Verdad que no te lavas el pelo con pasta de dientes? Pues con la vulva es igual: utiliza productos específicos y evita los jabones, geles, desodorantes y perfumes que son para otras zonas del cuerpo. Tampoco hace falta obsesionarse con la higiene, pues podría ser contraproducente.

  • Duchas vaginales… no, gracias

    Las duchas vaginales tienen más riesgos que beneficios, así que, a no ser que te lo haya recomendado por algo concreto tu gine, no debería ser una opción para mantener tu zona íntima aseada, mucho menos si ya tienes problemas de sequedad vaginal. Solo empeorará el problema.

  • Estrógenos vaginales

    Cuando las causas de la sequedad son hormonales, es posible que la o el gine nos recomiende una terapia tópica de estrógenos, es decir, alguna crema o gel para aplicar directamente sobre la vagina. Los formatos son muy variados, desde anillos a óvulos. 

  • Hábitos y rutinas saludables

    La alimentación se refleja en todas las partes del cuerpo. Estar bien hidratadas y llevar una dieta saludable y equilibrada nos ayuda también a mantener la mucosa vaginal hidratada. Ni que decir tiene que los hábitos nocivos como el alcohol o el tabaco no ayudan: disminuyen la producción de estrógenos y, por tanto, aumentan la sequedad. 

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Sexo y sequedad vaginal: ¿eternos enemigos?

Cuando la sequedad llama a la puerta de nuestra vagina, solo queremos huir de las relaciones sexuales, pero esto es en realidad un error.

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Primero, porque no hay motivo para renunciar a tener relaciones -si es lo que te apetece- por un problema que se puede tratar con lubricantes especiales; y segundo, porque mantener una vida sexual activa es recomendable para que la flora vaginal esté sana y contenta.

El sexo estimula la circulación sanguínea, sobre todo de las zonas más implicadas, y, por tanto, ayuda a mantener la hidratación vaginal. 

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