Menopausia y ansiedad: aprende a gestionar tus emociones en esta etapa

Estas hormonas que descienden bruscamente sus niveles en la menopausia son responsables en gran parte de nuestro estado de ánimo. Los desequilibrios hormonales pueden traer consigo cambios bruscos de temperamento, irritabilidad, tristeza, estrés, ansiedad o depresión.

A pesar de que la menopausia es una época magnífica para muchas mujeres, sigue existiendo el estigma de que una mujer menopáusica es demasiado mayor como para vivir su vida plenamente y eso genera miedo y preocupación.

Los cambios físicos en la menopausia son inevitables. La grasa se distribuye de forma diferente y el sobrepeso y la hinchazón suelen hacer acto de presencia. Es normal que a veces nos cueste reconocer nuestro cuerpo y surjan problemas de autoestima.

El conjunto de bacterias que forman la microbiota intestinal se altera mucho con la menopausia. Es sorprendente, pero esta alteración no solo influye en las digestiones y en el sistema inmunitario, sino que tiene consecuencias emocionales, provocando nerviosismo e irritabilidad.

Si tus hábitos de vida no son saludables, no haces ejercicio y no cuidas tu alimentación, tienes muchas posibilidades de que la menopausia te afecte más física y psicológicamente.

El multitasking que asumimos las mujeres es uno de los peores males de nuestro tiempo. La sensación de no llegar a todo genera mucho estrés y ansiedad.

El insomnio es uno de los síntomas habituales de la menopausia. En parte debido a los sofocos nocturnos. Si no descansamos bien por la noche, es normal que estemos más irritables por el día.

Hay mujeres que sienten que su rendimiento se ve mermado en la menopausia, sobre todo a nivel laboral.

El miedo a sufrir episodios de sofocos o problemas de incontinencia urinaria, por ejemplo, puede desembocar en rechazo a situaciones en las que hay que socializar.

Si los síntomas de la menopausia están haciendo mella en tu salud física y emocional, necesitas aceptación y comprensión de tu entorno para afrontar con calma esta etapa.

En muchas mujeres, la menopausia coincide con el abandono del hogar de los hijos o la sensación de que ya no somos tan necesarias para ellos y esto provoca tristeza y alteraciones emocionales.

Por causas como la sequedad vaginal, las molestias pélvicas o por la falta de deseo sexual.

Intenta asumir que la menopausia es solo una etapa más de tu vida y que, como todas, tendrá un principio y un fin. Puede que no sea fácil, pero hay que saber adaptarse a los cambios y sacar lo mejor de ellos.

Una microbiota equilibrada te ayudará a recuperar el equilibrio emocional. Huye de los azúcares y los ultraprocesados, mejor elige alimentos que te aporten los nutrientes y minerales que necesites. Toma, de vez en cuando, infusiones relajantes.

Ni alcohol, ni cafeína, ni tabaco. Estas sustancias, lejos de ayudarte, te arrastran a situaciones más complicadas emocionalmente y a una mayor sintomatología física.

Tienes la excusa perfecta para recuperar tiempo para ti y hacer algo que te guste y te haga sentir bien. Leer, pasear, un baño relajante, algún hobby olvidado, visitar un museo, ir al cine… ¡aprovéchalo!

Estamos demasiado acostumbradas a vivir a mil para llegar a todo, aprende a priorizar y a decir no a ciertas cosas o ciertas personas, es muy liberador.

Puede que tu médico te recomiende el uso de algún tratamiento hormonal durante un tiempo determinado para suavizar los efectos del descenso de estrógenos y progesterona del organismo en la menopausia. Siempre bajo supervisión médica.

No hace falta que te conviertas una gran fan del deporte, pero es necesario hacer ejercicio en la menopausia con frecuencia. El ejercicio de fuerza es muy recomendable en esta etapa.

Comparte la situación con tus seres queridos y, si no encuentras el apoyo necesario en tu entorno, acude a grupos de personas que se sientan en tu mismo punto vital o a un especialista que te ayude a superar el trance.

Las técnicas de relajación te ayudarán seguro a encontrar momentos de calma y reiniciarte.