Conexiones perdidas: cómo la soledad no deseada afecta a las personas en el siglo XXI

Un 13,4% de la población sufre soledad no deseada según los últimos estudios. Y no, no afecta solo a personas mayores.

junio 21, 2023 Escrito por Sara G. Pacho

Redactora de Bloom especializada en salud femenina, estilo de vida y feminismo. Licenciada en Sociología por la Universidad de Salamanca y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Máster en Comunicación como Agente Histórico-Social, especialidad en Lenguaje Audiovisual por la Universidad de Valladolid.

Revisado por el equipo de expertas de Bloom, plataforma especializada en salud femenina.

A la mayoría de nosotras nos gusta pasar tiempo en soledad. A unas más, a otras menos. Esos ratitos “para nosotras” son esenciales para conectar con nosotras mismas: ya sea ver una serie, leer un libro, pasear o estar tumbadas mirando al techo, son momentos que realmente pueden ser muy beneficiosos. Pero, ¿qué pasa cuando esos ratitos no son elegidos o notamos que nos sentimos solas incluso estando con gente?

La soledad no deseada es un problema silencioso con graves consecuencias para la salud mental. Lo hemos asociado casi siempre a personas mayores, pero el último informe del Observatorio Estatal sobre este tema revela que es una cuestión cada vez más transversal. Cuando os preguntamos hace unos días en Instagram si entendíais la soledad como algo positivo, muchas de vosotras dijisteis que sirve para conocerse mejor y que es fundamental para sentirse más independiente desde un punto de vista emocional, pero siempre y cuando sea elegida. Ahí está la clave.

Soledad no deseada: más allá de la ausencia de compañía

Cuando hablamos de soledad no deseada es preciso comenzar intentando acotar este término. Según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES) de la Fundación ONCE, se puede definir como “la experiencia personal negativa en la que un individuo tiene la necesidad de comunicarse con otros y percibe carencias en sus relaciones sociales, bien sea porque tiene menos relación de la que le gustaría o porque las relaciones que tiene no le ofrecen el apoyo emocional que desea”. Es decir, no se trata de aislamiento social que alude a datos cuantificables, sino a un sentimiento subjetivo. Aquello de estar sola en medio de un montón de gente, que decía Amaral. 

soledad no deseada

Según el reciente estudio “El coste de la soledad no deseada en España”, realizado por el Observatorio en colaboración con Nextdoor, afecta al 13,4% de la población española, es más frecuente en personas jóvenes (entres 16 y 24 años) y mujeres. Quienes se encuentran en esta situación llevan una media de 6 años así. 

El 22,9% de las personas encuestadas en el estudio “El coste de la soledad no deseada en España” afirmaron sentirse solas durante todo el día.

Desvelando las raíces de la soledad no deseada

Cuando hablamos de salud mental, a menudo tendemos a responsabilizar/culpar a las propias personas, pero no podemos obviar que vivimos en sociedad y hay muchos factores más allá que pueden -y de hecho, lo hacen- influir en lo que nos sucede. Tanto es así, que el Observatorio señala casi un 80% de causas externas, desde la falta de apoyo familiar o social hasta el trabajo, pasando por situaciones como las de ser cuidadoras de otras personas. Por supuesto hay una parte que tiene que ver con características internas, pero ojo, no necesariamente elegidas. Se habla de dificultades para relacionarse con los demás o problemas de salud. 

  • Las personas que viven solas tienen más riesgo de sentirse solas.

  • La pérdida de un ser querido o una separación puede ser el detonante de una etapa de aislamiento que puede alargarse en el tiempo, e incluso convertirse en crónica.

  • La edad. Las personas mayores suelen ser las más afectadas, pero este último estudio revela que también hay cada vez más personas jóvenes en esta situación.

  • Las personas con diversidad funcional también presentan una mayor incidencia.

  • Quienes padecen alguna enfermedad tienen más probabilidades de sentirse solas o tienden a aislarse socialmente.

  • Unos niveles de renta bajos producen inseguridad y peores condiciones de vida, lo que afecta a las relaciones sociales y, también, al sentimiento de soledad.

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Los profundos efectos de la soledad no deseada

A nivel individual, la soledad no deseada afecta mucho al estado de ánimo, llegando a causar depresión y ansiedad crónica. También puede influir en nuestro cuidado personal, lo que se traduce en dejar de lado las necesidades básicas y aislarse socialmente. También afecta a nivel físico: está relacionado con enfermedades cardiovasculares. 

A nivel social, a la soledad se le estiman costos directos sanitarios de 5.605.600 euros por consultas médicas y 495.852.783 euros por consumo de medicamentos. En total, estos gastos suponen aproximadamente el 0,51% del PIB en España. La soledad no deseada tiene, además, efectos sobre la productividad

La pandemia de la COVID-19 ha contribuido de manera significativa al aumento de casos de soledad no deseada, debido a todas las restricciones asociadas al aislamiento social que tuvieron que imponerse. De hecho, los jóvenes de entre 18 y 15% pasaron de ser un 9% a ser el 35%, según el informe de la Comisión Europea «Loneliness in the EU«.

soledad no deseada jovenes

Una mirada de género a la soledad no deseada

¿Por qué nosotras nos sentimos más solas en cualquier etapa de nuestra vida? En muchas ocasiones, tiene mucho que ver con lo que socialmente nos han enseñado que tenemos que ser. Como mujeres y desde pequeñas se nos inculca un miedo brutal a la soledad con el objetivo de impedir nuestra autonomía y aumentar nuestra dependencia emocional. Cuando no alcanzamos estas metas, como tener una familia o una pareja, podemos llegar a experimentar una desolación capaz de hacernos sentir tremendamente solas. 

A menudo esperamos aprobación ajena y nos olvidamos de nosotras mismas. De hecho, nos encargamos de buscar gente que nos acompañe –aunque no sean relaciones de calidad– o nos convertimos en eternas cuidadoras para sentirnos útiles como parte de la sociedad. Nos olvidamos de quiénes somos nosotras. De nuestros valores. De lo que nos gusta. De lo que nos hace vibrar. 

soledad mujeres

Soluciones e iniciativas contra la soledad no deseada

Combatir la soledad no es fácil, por lo que, si te encuentras en esta situación -o sospechas que alguien de tu entorno pudiera estarlo- lo mejor es pedir cita para hacer psicoterapia. También puedes empezar por poner en práctica -si puedes- algunos pequeños gestos. 

  • Cuida la relación con tu entorno, tanto ofreciendo tu apoyo si es necesario como abriendo la puerta a quien pueda ser un soporte para ti.

  • Sanea tu círculo de amistades. A veces la vida nos aleja de quien ha estado cerca de nosotras siempre. En lugar de caer en la desolación podemos tratar de aceptar que hemos tomado caminos diferentes y buscar la manera de conocer gente con quien ahora mismo congeniemos mejor.

  • Evita hacer un mal uso de las redes. A veces, ver lo que otras personas hacen nos pone en un espejo incómodo y hace que nos sintamos más fuera y aisladas. La tecnología puede ser nuestra amiga o nuestra peor enemiga.

  • Cuídate. Y no nos referimos a que te eches mil potingues. Haz de ti misma un lugar amable, busca aquellas actividades que te hacen sentir feliz, práctica la auto observación y ten una mirada compasiva.

  • Las rutinas, la buena alimentación y el ejercicio siempre nos ordenan la mente y nos ayudan a sentirnos mejor.

soledad en mujeres

Si quieres poner tu granito de arena en conseguir que sean otras personas las que no se sientan así, ¡adelante! Existen multitud de iniciativas basadas principalmente en el acompañamiento que prometen, con muy poco, ayudar mucho. Aquí van algunas:

  1. Acompañamiento afectivo. La Fundación Grandes Amigos está enfocada a evitar la soledad de las personas mayores ofreciendo compañía presencial, telefónica, con ocio intergeneracional en los barrios… 
  2. Te Acompaña, de Cruz Roja. Es un  servicio multicanal de información, orientación y acompañamiento. 
  3. A tu lado siempre. Un programa de la ONCE para permitir la inclusión social plena de personas con discapacidad visual. 

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