“Me veo gorda”: una constante en muchas mujeres que se agrava cuando llega el verano
¿Aunque te cuidas mucho, estás sana y haces un montón de ejercicio, te ves gorda? Analizamos este fenómeno que nos ocurre a la mayoría de las mujeres especialmente en verano.
El verano es, para muchas, la estación del año más esperada; llega el buen tiempo, las ganas de salir y socializar, los planes, la playa, la piscina y las noches de verano disfrutando a la fresca. Pero el verano también trae consigo el temido -para muchas- destape. Puedes haberte pasado el invierno entre pesas, burpees y sentadillas (o quizá no te has puesto unas mallas), pero te pones el primer bikini, casi siempre te ves mal, rara o no te sientes 100% % tú. «¿Por qué me veo gorda?» es un pensamiento con el que muchas lidiamos.
No sentirse cómoda al mirarse al espejo, incluso para algunas durante el embarazo en verano, es una «condena» para muchas mujeres, independientemente de su peso real, su constitución, su edad y su autoestima. Analizamos este fenómeno que nos afecta verano tras verano…
¿Me veo o estoy gorda?
Dejando a un lado afecciones como los problemas de trastornos alimenticios que, evidentemente, deben ser tomados en serio y tratados por un especialista en salud mental, como la dismorfia corporal o la anorexia, hablamos en este artículo de la tendencia general que tenemos las mujeres a vernos gordas o no lo ¿suficientemente? delgadas, con todo el peligro que este concepto entraña. Siempre. Por defecto. Aunque estemos en nuestro peso, ¿por qué nos ocurre esto?
Cada cuerpo es diferente y no todas podemos pretender lucir cuerpos esbeltos y espectaculares cincelados por el mismísimo Miguel Ángel, porque la naturaleza ha decidido sencillamente que seamos normales. En la adolescencia y la juventud esta realidad es muy complicada de asumir porque tendemos a compararnos sin piedad con otras mujeres cuyos cuerpos nos gustan más que el nuestro y eso se puede convertir en una pesadilla, más cuando detrás hay problemas de autoestima.
La madurez ayuda a la hora de asumir la realidad, pero, aún así, casi nadie se libra del rechazo a su cuerpo imperfecto. De hecho, a quienes se acercan a la menopausia les suele preocupar el aumento de peso y el cambio estético de su cuerpo. En definitiva, a mujeres de todas las generaciones nos ocurre lo mismo: nos vemos gordas, aunque no lo estemos y aunque seamos muy conscientes de que prácticamente no existe esa perfección buscada. Especialmente frustrante resulta, para muchas, el hecho de sentirse así a pesar de cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio de forma regular y no sucumbir (casi) nunca a los excesos.
Desde luego que las redes sociales contribuyen mucho a esas comparaciones odiosas, pero también hay otros factores culturales que nos arrastran a esos pensamientos. No olvidemos que, antes de que las redes sociales impusieran la vida a través de un filtro, las mujeres ya llevábamos generaciones sintiéndonos a disgusto con nuestro físico. Hola, patriarcado.
Tener un sobrepeso excesivo es perjudicial para la salud, pero ¿realmente estoy gorda o mi cuerpo no es como yo desearía? Esa es la cuestión.
te recomendamos
¿Por qué me veo gorda si hago mucho deporte?
Llevas desde septiembre fichando en el gym, has cuidado tu alimentación todos estos meses y eso hace que te sientas cargada de energía y que te encuentres mejor que nunca. Sin embargo, llega el momento de plantarte el bikini y dejar tu piel expuesta al sol y a las miradas ajenas y no estás cómoda con tu cuerpo.
Fijándonos estrictamente en la báscula, cuando incorporas el ejercicio regular a tu rutina y además cuidas tu alimentación es habitual que pierdas rápido en las primeras semanas y luego te «estanques» en el progreso. Esto ocurre, entre otros factores y de forma muy resumida, porque la grasa corporal se va perdiendo, pero va incrementando la masa muscular, que también pesa, obviamente.
Puede que no consigas adelgazar a pesar del esfuerzo por un exceso de retención de líquidos, porque tu alimentación no es todo lo ideal que crees o porque estés pasando por algún desarreglo hormonal que impida que tu sistema metabólico se desarrolle correctamente. Lo más recomendable en estos casos es que te pongas en manos de un endocrino o un nutricionista que pueda echarte una mano.
Independientemente de lo que digan la báscula y el espejo, verse gorda cuando te estás cuidando, responde muchas veces a una mochila de inseguridades, miedos y faltas de autoestima heredadas con la que cargamos las mujeres simplemente por el hecho de serlo. Hay quienes se «libran» de esto, pero basta con tener una charla con las amigas para ver que cada una lleva sus complejos e inseguridades.
te recomendamos
Fat talk, un problema que no cesa
El fat talk es un concepto creado por la antropóloga americana Mimi Nichter que, a principios de la década de los 90, observó cómo en los grupos de niñas adolescentes la conversación en torno al cuerpo perfecto y el exceso de peso era demasiado recurrente.
El patrón se repetía constantemente: algunas niñas se quejaban de su sobrepeso, hablaban de dietas y demostraban no estar conformes con sus cuerpos repitiendo a menudo la frase “me veo gorda” y, mientras tanto, otras niñas del mismo grupo desempeñaban el papel de animadoras, diciendo a sus amigas con condescendencia que su peso era perfecto y que las veían genial.
¿Te suena de algo? ¿Quién no ha tenido mil veces esa misma conversación con sus amigas? ¿Cuántas generaciones llevamos hablando de esto las mujeres? ¿A los hombres no les ocurre lo mismo?
Los estudios evidencian que hay una clara tendencia a la obesidad en la población infantil. Por eso es importante que las nuevas generaciones aprendan a comer bien, a tomarse en serio el deporte y a cuidarse en general. Pero, ¿vamos a permitir que nuestras hijas e hijos se pasen la vida con preocupación por su peso?
Aprendamos entre todas a, desde unos hábitos de vida saludables, convivir con nuestros cuerpos y a que la felicidad no dependa de nuestro aspecto físico.